El lenguaje es de hecho, la más directa terminación activa de ese proceso básico del cerebro humano que puede denominarse transformación simbólica de las experiencias. El hecho de que permita una elaborada comunicación con los demás llega a tener importancia en todas las etapas de la vida.
Evidentemente, el lenguaje es el más importante instrumento de expresión, la herramienta más características, universal y envidiable para el manejo de la vida. El lenguaje es el riesgo distintivo de la humanidad, los jefes de estados están constantemente tomando decisiones sobre la paz mundial o sobre la guerra, y todo esto se traduce a través del lenguaje que ellos utilizan para comunicar esas decisiones.
En este curso se hace el análisis formal del lenguaje desde el punto de vista de la teoría general de los signos conocida como semiótica.
El tema de verdad es un viejo tema filosófico y muy anterior al conocimiento de la semántica, sin embargo, el instrumental temático ha esclarecido muchas de las dificultades que este tema encierra.
La semántica ciencia semiótica trata el tema de verdad y se refiere a la relación de los significados con las cosas, se refiere al desarrollo del lenguaje; potenciado por recientes discusiones a cerca de la relación de las estructuras lingüísticas formales con sus interpretaciones. Estas reglas semánticas que determinan en que condiciones un signo es aplicable a un objeto o situación son impredecibles para caracterizar de forma única un lenguaje, puesto que podría suceder que, con reglas semánticas diferentes, dos personas compartieran la misma estructura lingüística formal y que a pesar de ello fueran incapaces de entenderse.
La noción de verdad que maneja la lógica moderna es el criterio gnoseológico y semántico de verdad, ya conocido por los lógicos medievales: Adecuación entre las cosas y el entendimiento ( adaequatio rei et intellectus). El origen de este criterio de verdad, aunque anticipado por Platón en el Cratilo y el Sofista, en la plenitud de su formulación se remonta a Aristóteles : “ Decir lo que es que no es, es lo falso y lo que es que es, es lo verdadero.” ( Metaf. IV 1011)
La tarea de la lógica consiste en demostrar la corrección formal o validez de los razonamientos o enunciados. De aquí que se postule la validez, corrección o verdad lógica como el objeto de esta ciencia. La noción de validez se define en base a la noción de verdad; pero es independiente de ella. La definición de validez no postula que un razonamiento válido tenga premisas y conclusión verdadera; ni aún siquiera que por el uso correcto de la razón se arribe a conclusión verdadera. La definición de validez afirma que si las premisas de un razonamiento válido son verdaderas, forzosamente tiene que serlo también la conclusión. Sin embargo, la lógica no afirma ni la verdad ni la falsedad de premisas y conclusión. No siendo la lógica quien establece la verdad o la falsedad de los enunciados concretos que constituyen premisas y conclusión, sino la experiencia o las ciencias fácticas en general, para ella cualquier premisa verdadera tiene idéntico valor que cualquier otra premisa verdadera; como así mismo lo son cualquier premisas falsas, se hace referencia no a la semántica sino a la sintaxis. Dígase lo mismo de la conclusión. Por ello es que de la validez de los razonamientos no inferimos nada acerca de los temas y de su verdad que traten dichos razonamientos, vale decir: el contenido de los razonamientos o apelando a un término aristotélico harto conocido, su materia es absolutamente indiferente para la lógica.
En la práctica para la lógica se utiliza la tabla de verdad como mecanismo de decisión para la validez de los razonamientos y de los enunciados. L a diferencia entre enunciado y razonamiento es que un enunciado es una descripción de la realidad sin conclusión como dijimos anteriormente cuando estudiamos los enunciados y los razonamientos tienen premisas de las cuales se deriva una conclusión, o sea los razonamientos tienen conclusión y los enunciados no tienen conclusión.
Si en la tabla de verdad, no encontramos fila alguna en la cual las premisas sean todas verdaderas y la conclusión falsa, el razonamiento será valido. En caso contrario es inválido. Un razonamiento será inválido cuando hay por lo menos una fila en la tabla de verdad en la cual todas sus premisas tengan valores de verdad verdaderos y conclusión falsa, esto utilizamos para las tablas de verdad referidas únicamente a razonamientos, para las tablas de verdad referidas a enunciados utilizamos las leyes de verdad que describimos seguidamente, de esta manera se va a obtener una matriz de donde se va a inferir si un enunciado es tautológico, contradictorio o contingente.
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