Es muy bueno, sentarse a analizar un poco acerca de nuestro comportamiento durante todo el año, los fracasos que tuvimos, las oportunidades que perdimos, los esfuerzos que hicimos a medias, las cosas que planificamos mal, las que no planificamos y por ello obtuvimos resultados inesperados.
Muchas de estas cosas a menudo, las consideramos fracasos, pero no hacemos nada con creerlas fracasos, y luego dejarlas como una profunda huella en nuestras vidas, al contrario, si en un año algo no nos funcionó, el nuevo año, es una buena razón para proponernos volverlo a intentar.
Es importante, simplemente analizar todos los detalles con mucho detenimiento para poder comprender que hicimos mal, y que cosas no nos deberían volver a pasar, porque podemos preverlas, corregirlas a tiempo, intentarlo de otra manera, y aprender de nuestros errores.
Es imprescindible entender que al próximo año, no nos podemos llevar ni las heridas, ni las traiciones, ni los dolores, ni los errores, ni las culpas del año viejo; para ello es bueno comenzar con buenas decisiones; tales como perdonar al que nos hirió, olvidar el error del otro, perdonarnos a nosotros mismos, disculparnos con las personas a quien herimos, y empezar de nuevo, así como permitirle a nuestros familiares, amigos, y demás conocidos comenzar un nuevo año en armonía.
Lo ideal, es que aprendamos constantemente de nuestros fracasos, y no que nos quedemos sumergidos llorando y lamentándonos por los errores y las heridas del ayer.
|