"La realidad es infinitamente diversa, escapa a las deducciones ingeniosas del pensamiento abstracto, no soporta la clasificación estrecha y exacta, la realidad tiende al fraccionamiento perpetuo, a la variedad infinita". Fedor Dostoierski
"El desarrollo de la mente es el ensanchamiento de los límites del conocimiento." Carl Jung.
Desde la antigüedad vemos que este fenómeno ha estado presente, ya que se la ha estudiado en Grecia, Egipto y la civilización maya. Existen tres tipos de precognición, la intuitiva (intuición), la imaginaria (onírica) y la realista (trama verosímil, sin fantasías ni símbolos). El notable psicoanalista Carl Jung fue uno de los investigadores modernos que prestó atención a los fenómenos paranormales, y entre estos, a los casos de precognición y premonición. Y en su teoría del Inconsciente Colectivo deja claro que el fenómeno es real. La mayoría de los grandes científicos y filósofos mundiales han llegado a sus hallazgos por medio de métodos no convencionales, como los sueños (Freud, Jung, Descartes, Kekulé, Olwi, Menduleiv) y visiones (Nash, Tesla, Melvin Calvin y Townes). Existen cientos de casos de profetas y videntes, uno de los más impactantes es el de Nostradamus. Este profetizó mas de 900 hechos, entre los que se destacan el advenimiento de los anticristos Napoleón y Hitler, la URSS, la primera y segunda guerra mundial, la bomba atómica, guerra del golfo, la revolución francesa, el asesinato de Kennedy, la llegada a la Luna, el SIDA, y el ataque a las torres gemelas por parte de Osama Ben Laden, el comienzo del fin de los tiempos en 1999 (igual que los mayas) que traería una tercer guerra mundial contra Saddan Hussein (se utilizarían bombas químicas), para luego comenzar la Edad de Oro. Pero Nostradamus no es el único vidente respetado por la ciencia moderna, ya que existen otros casos circulando, como el de un quiromántico que en 1911 profetizó el hundimiento del Titanic; Stomberger predijo las fechas exactas de la primera y segunda guerra mundial; y Ahmad le dejó al mundo más de diez mil profecías cumplidas. En el siglo XX existió una persona que comprobó al mundo la existencia de las facultades paranormales, se llamó Edgar Cayce. En estado de trance llegó a medicar a miles de personas enfermas, entrando en el inconsciente colectivo o los denominados Registros Akashicos. Profetizó el descubrimiento de la Atlántida en 1968 (restos submarinos de Bimini) y una cámara secreta debajo del pie de la Esfinge, lo cual es totalmente cierto, ya que recientemente se ha descubierto.
No sería una locura afirmar que la ciencia ampara los fenómenos precognitivos, ya que la Teoría de la Relatividad de Einstein, como las Sagradas filosofías orientales, dejan en claro que el tiempo y el Universo es una simple ilusión. Además, la física teórica moderna sugiere que el tiempo no es lineal, sino circular, y que si se extrae una partícula del Universo, esta contendría toda la información del pasado y futuro.
Según la teoría de la Relatividad general el entramado del universo (´continum espaciotiempo´) posee una dimensión nueva, el tiempo. La ilusión de esta dimensión quedaría explicada con la "paradoja de los gemelos", la cual explica que si un gemelo viaja a en una nave espacial a la velocidad de la luz y regresa a las dos horas, el hermano que había quedado en la Tierra habría envejecido 65 años. Cuanto más velocidad y gravedad haya menos tiempo va a haber. Einstein en su Teoría de la Relatividad general manifestó que la gravedad se propaga a la velocidad de la luz, lo cual es correcto, ya que el jueves 8 de Enero del 2003, científicos estadounidenses luego de realizar un experimentó comprobaron su teoría.
Nuestra conciencia percibe solo tres dimensiones, pero somos seres físicos de cuatro dimensiones con una conciencia tridimensional. La analogía de nuestro mundo tridimensional con un plano permite visualizar el mecanismo físico de la precognición y el de la regresión según la teoría de la Relatividad. Esto implicaría que en un determinado estado de conciencia, la psique accede a la tercera dimensión (en el universo plano) o a la cuarta (en el universo tridimensional).
Como dijo Albert Einstein: "Para nosotros, físicos convencidos, la distinción entre pasado, presente y futuro no es más que una ilusión".
También, Borges manifestó que es imposible pasar de un segundo al otro, debido a que el tiempo desde una perspectiva Física y Matemática, puede dividirse en infinitas partes, siendo un segundo eterno.
Todos los instantes de nuestra vida coexisten simultáneamente en la cuarta dimensión. El tiempo es una ilusión porque ¿Qué punto es el pasado, presente y futuro? Igualmente, el libre albedrío podría estar a salvo, según la teoría de los futuros paralelos alternativos.
El fenómeno precognitivo podría definirse como una comunicación telepática del sujeto con una manifestación futura de si mismo asistiendo a una situación virtual, que podría ocurrir o no.
Según la relatividad, un punto de gravedad infinita permitiría trasladarse a otro espacio-tiempo. Se entraría a través de un "agujero negro" y se emergería a través de un "agujero blanco". La conciencia accede a una forma de múltiples futuros alternativos (mecánica cuántica).
Para el psiquiatra Ninian Marshall el mecanismo es similar a lo que ocurre a escala subatómica: cuando un electrón es perturbado emite energía cubriendo todas sus posibilidades futuras de transición a otra órbita. Según su teoría, el cerebro podría sintonizar con las situaciones virtuales del porvenir y así amplificar es modelo microscópico hasta convertirlo en una representación macroscópica por un mecanismo análogo a la resonancia. Al tomar conciencia de la situación "prevista", el sujeto también podría alterarla.
En 1974, el Dr. Evan Harris Walker elaboró otra teoría basada en las ecuaciones de onda del físico Erwin Schrodinger. Dichas ecuaciones describen todas las posibilidades asociadas con un fenómeno cuántico (subatómico). Todas son viables y se desarrollan a través del espacio-tiempo, hasta que una conciencia observa el fenómeno. Dicha observación determina el hecho concreto (presente), colapsando todas las otras posibilidades de onda (distintas posibilidades de futuro). Esto indicaría que el fenómeno sólo existe virtualmente hasta que alguien lo observa. Sobre esta base, Walker sugiere que el acto consciente de prevenir un hecho (precognición) tiene el efecto de crear y alterar lo previsto. La conciencia actuaría así ordenando el caos cuántico y fabricaría la verificación de su propia predicción, trasformando en real sólo una de las infinitas posibilidades virtuales de futuro de cada momento.
En el congreso internacional de Física Cuántica y Parapsicología celebrado en Ginebra el mismo año en Walker propuso su teoría, el físico norteamericano Gerald Feinberg postuló otra hipótesis compatible con las ecuaciones de Maxwell sobre electromagnetismo, que propone una "memoria del futuro". Básicamente sostiene que la conciencia puede recibir información tanto del pasado como del porvenir.
En todas estas hipótesis, existiría el libre albedrío humano. Al mismo tiempo que explicarían todos los casos de precognición, también sugieren que este fenómeno es mucho más común de lo que parece, aunque para la mayor parte de las personas esta "memoria del futuro" se capte a nivel inconsciente como una intuición o un presentimiento. Estas teorías también son coherentes con el modelo propuesto por los físicos norteamericanos John A. Wheeler y Hugh Everett, para quienes no existe un único universo, sino un amplio espectro que contiene todas las alternativas posibles como infinitas realidades paralelas.
Estas hipótesis basadas en la física cuántica permitirían explicar el fenómeno de la profecía o visión del futuro, preservando el libre albedrío humano, o posibilidad de evitarlo o posibilidad de introducir modificaciones. Ninguna decisión, pensamiento o deseo dejaría de participar en la creación del porvenir. En cada momento nuestro Universo se escindiría en infinitos nudos paralelos. Cada uno desarrollaría una posibilidad de evolución distinta de dicho momento y la mente determinaría que se concretara una única posibilidad y que todas las otras colapsaran.
Se podría decir que, no obstante, estas teorías presentan un inconveniente: a diferencia de lo que sucede a escala subatómica, nuestro mundo macroscópico no está regido por el azar cuántico, sino por leyes deterministas. Hay, por lo tanto, una diferencia fundamental entre las partículas subatómicas que configuran un objeto cualquiera y éste. El comportamiento de las primeras es casual e impredecible, y únicamente admite probabilidades; también podemos decir que configuran un sistema virtual hasta que son observadas. Pero el objeto que componen entre todas ellas es perfectamente predecible y obedece al principio de casualidad. Por ej. El objeto que configuran está sujeto a la gravitación universal. De modo que científicamente no sabemos "si elegimos" nuestro futuro ni cómo se produce esta transformación de lo virtual en hechos materiales concretos.
Nuestra ciencia no puede afirmar que dicha elección sea ilusoria y estemos predestinados ni tampoco lo contrario.
Suponiendo que el modelo cuántico resulta adecuado para describir la naturaleza de lo que llamamos futuro, ¿Cómo puede advertirnos la psique para impulsarnos a escoger un camino y no otro? Si la conciencia es la linterna del ejemplo, habría un foco mayor (inconsciente individual) que podría recibir las instrucciones de un "Yo superior", capaz de guiarnos, o incluso de recibir información de un dominio universal de la psique. Esto es lo que sugiere el concepto de inconsciente colectivo de Carl Jung. En su "Psicología profunda", nuestras mentes equivalen a los continentes e islas de un planeta. La conciencia de cada uno de nosotros es lo que emerge del océano y se encuentra separada por éste de las de nuestros semejantes. Pero a medida que descendemos bajo su superficie descubrimos que una plataforma continental (inconsciente individual) bajo el agua. A mayor profundidad, en el fondo, sólo hay una única tierra: todos somos uno y lo mismo (inconsciente colectivo). A diferencia de nuestro Yo consciente individual, el inconsciente colectivo es inmortal e " infinitamente sabio y viejo" , según Jung. De hecho, contendría toda la experiencia del Universo. Jung llegó a preguntarse si dicho concepto equivalía a lo que otros llamaban "Dios".
Alan Vaughan (investigador y vidente) propone una teoría según la cual cada persona cuenta con un esquema de vida similar a las pautas hereditarias que condicionan nuestra existencia genéticamente. Cualquiera que logre conectar psíquicamente con dicho "guión" podría atisbar uno de los futuros probables que aguardarían a esa persona y que preexistirían en un nivel trascendente.
Para él, toda actividad humana está encaminada hacia ciertos objetivos por obra de una inteligencia que escapa a nuestra comprensión. Y lo hace a través de los programas que rigen nuestras vidas en líneas generales y que están conformados por nuestra identificación con una serie de roles y situaciones arquetípicas, similares a los hábitos y que como estos nos llevan a actuar de una determinada manera. Aunque no resulten tan evidentes a simple vista, todos nos identificamos a lo largo de nuestra vida con diferentes papeles arquetípicos, como han demostrado los modernos estudiosos de la mitología (Joseph Campbell) y la psicología profunda (Carl Jung). Al igual que cada grupo, la humanidad tiene su propio esquema de vida, que tiende a una complejidad superior, insertándose a su vez en un programa mayor. Nuestros guiones individuales se interrelacionan con los de otras muchas personas, incluyéndose en otros más amplios de una forma tan misteriosa como armónica, hasta acabar integrándose en ese plan universal, del mismo modo que los átomos se unen siguiendo pautas muy precisas para formar las moléculas orgánicas y que éstas se conjugan ordenadamente (según los programas encerrados en las estructuras del ADN) hasta conformar funcionalmente nuestro cuerpo. Pero ¿Significan las precogniciones que no somos libres para cambiar ese futuro, que tenemos un destino predeterminado? Se conocen cientos de casos en los cuales dichas advertencias han salvado miles de vidas.
Aunque nuestras elecciones parecen determinadas por diversos factores ajenos a nuestra voluntad consciente y formen parte de un plan universal de causas y efectos, ello no impide que subjetivamente "decidamos" actuar en un sentido u otro en cada momento, frente a las opciones que se nos presentan, por lo que somos seres libres y responsables de nuestros actos, capaces por lo tanto de modificar nuestro futuro, aunque la inercia de nuestras vidas nos impida hacerlo la mayoría de las veces.
Cada entidad espiritual elegiría antes de nacer el proyecto de su vida, que contiene las pautas fundamentales de su futuro y está estructurado por unos arquetipos básicos. Experimentamos un mayor grado de felicidad a medida que nuestra vida diaria y nuestra actitud se encuentren en consonancia con este guión y sintamos la presencia vigilante de nuestro verdadero Yo, permitiéndole intervenir cuando lo considere oportuno. Esta sabiduría interior suele manifestarse a través de presentimientos intuitivos, de los que parten algunos de las decisiones fundamentales de nuestra vida, pese a que nos empeñemos en adornarlas con afirmaciones racionales.
Pero se podría realizar una objeción a esta teoría, ya que muchas personas creen haber modificado un porvenir visto en sueños o presentimientos (como en el Titanic), cambiando de esta forma su destino. Pero, ¿Si el destino de esa persona era que tenga un presentimiento, no quedaría demostrado que existe un Dios o "Genio maligno" (Descartes) que rige y controla el Universo creando mecanismos para burlarse a sí mismo?
A modo de cierre, Enrique de Vicente comenta que cada ser humano tiene ante sí numerosas posibilidades que puede elegir libremente, pero resulta muy improbable que consiga modificar los patrones de comportamientos heredados y aprendidos de sus padres y de la sociedad, hábitos, tendencias, neurosis, normas socioculturales, prejuicios y restricciones mentales.
Consideramos nuestra forma de vivir y de "ser" como algo que elegimos libremente, pero en realidad esta determinado por una compleja gama de circunstancias. Es mucho más fácil continuar engañándonos y vivir mecánicamente, siguiendo los mismos senderos utilizados por nuestros antepasados y por nosotros a lo largo de toda una vida, que romper con ellos y elegir nuestro futuro, surcando un nuevo camino con el que no estamos familiarizados y que implica esfuerzo.
Esta tendencia humana a actuar de formas constantes y bastante predecibles hace que la gama de nuestras posibilidades se reduzca y así cualquier visión precognitiva que tenemos de un posible futuro tiende a hacerse probable.
|
para descargar tu
Certificado! |
|
|