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Lamentablemente, vivimos en una generación egoísta, insensible, y extremadamente
materialista, nada vale más que el oro, que los lujos, que las fortunas, y las herencias, nada vale más, incluyendo la misma existencia humana, cualquier persona, puede ser asesinada por alguien que quiere lo material que ella posee, así es este sistema, sin embargo, no todos los seres humanos somos así de crueles, de pretender si es posible matar, por lograr algo material, pero si se han cometido muchos errores tristes en la historia de la humanidad, por problemas netamente materiales, y muchas personas, han sido heridas, desmoralizadas, ofendidas, castigadas e incluso maltratadas, por algo material.
Lo material es valioso, pues de ello, adquirimos lo necesario para poder lograr cosas, beneficiarnos de ciertos privilegios, y alcanzamos muchos logros con lo material, pero no lo es todo.
Lo espiritual, muchas veces aunque no se ve, pareciese que no se siente, y da la impresión de no tener importancia alguna, lo espiritual, es eterno, es esencial en nuestro ser interior, es elemental en la parte de nuestro ser que no podemos ver, ni palpar, pero que sabemos que hay una vida dentro de nuestro cuerpo material al que vemos, a veces la gente se preocupa más por lo material, que por aquello, que no se puede ver pero que existe, y muchas veces, el hombre quiere llenarse de todo lo que ve, pero carece de todo lo que no puede ver, pero que por eso no quiere decir que no existe, y es por ello, que vemos en la humanidad, una carencia tan grande de valor, de sentido de la vida, de una carencia de propósito y de destino, una infelicidad insaciable, que nada la llena, y que nada la detiene, Dios lo llena todo y en todo, puedes tener todo pero sin Dios, tu ser esta vacío, hueco, sin vida, sin propósito, sin destino, sin sentido.
Sin embargo, el hombre prefiere vivir sin esa parte espiritual que es vital en el hombre, para no perder su autonomía, su propio dominio, su propio yo, tomando el control de su vida, pero a veces hay que perder para ganar, aunque parezca, que reconociendo que hay un ser superior te hace perder tu verdadero valor, permítete vivir esa experiencia, para que compruebes que no pierdes sino que ganas.
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