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- Vidrio ordinario: transparente, de 3mm de espesor, utilizado generalmente para las ventanas, es ideal para nuestro trabajo. El vidrio de 2mm de espesor, generalmente utilizado para los marcos de los cuadros, no está indicado para la decoración por ser demasiado frágil.
- Vidrio opalino: no es transparente y tiene aspecto marmóreo y lechoso; está indicado para la realización de pantallas para lámparas dada su capacidad para difundir la luz. Es también ideal para la construcción de cajas gracias a su efecto plástico.
- Vidrio nacarado: su particular efecto irisado se obtiene con la aplicación de una laca sobre la placa.
- Vidrio soplado: se caracteriza por la presencia en su interior de numerosas burbujas de aire de distinto tamaño, que hacen que destelle y que sea de gran valor. Su espesor es irregular debido a la técnica utilizada. Es muy caro y difícil de encontrar.
- Vidrio coloreado: presenta un jaspeado como los vidrios opalinos, pero también es transparente. Se elabora en una amplia variedad de colores.
- Vidrio catedral: su espesor varía de 3 a 4mm, es transparente y uniformemente coloreado, y se utiliza muchas veces en la decoración. Resulta fácil de encontrar. Combina bien con otros tipos de vidrio y, por último, por su superficie algo rugosa, hace más brillantes los colores. El vidrio catedral puede ser de diversas calidades.
- Vidrio clásico: liso.
- Waterglass: de superficie ondulada.
- Vidrio Barroco: de colores estriados, como grandes olas; su coloración no es uniforme, por lo que la superficie varía con claroscuros.
- Vidrio Ripple: tiene un aspecto que parece mojado.
- Vidrio Granulado: de trama muy granulosa.
- Espejos: los hay de muchos tipos y espesores (de 2 a 5mm), desde los que tienen la superficie uniforme plateada a los tratados de forma que simulen espejos antiguos.
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