Piensa en la cantidad de cosas que haces bien a lo largo del día. Analiza tan bien aquellos momentos agradables que experimentas desde la mañana.
Para analizar bien debes enumerar incluso los detalles más insignificantes ya que equivocadamente dedicamos muchos más tiempo a centrar nuestra atención en los aspectos negativos y dejamos de lado la cantidad de positividad que existe en nuestro presente.
Por otra parte, en relación con todas aquellas cosas que te suponen un esfuerzo añadido porque no te gustan, entonces, debes hacerlas antes que las demás y motivarte a ti mismo interiormente con algo que realizarás después y que en realidad sí te agrada. Dejar las cosas para mañana no descansa sino que cansa. La pereza agota pese a que a veces pensemos lo contrario. La inactividad continuada produce un cansancio infinito y apatía. El sentido del reposo es descansar para volver a actuar. Por tanto, toma fuerzas, respira, y empieza pronto con aquello que más te cuesta realizar porque así te sentirá libre para hacer aquello que de verdad te resulta agradable o vocacional. Piensa que la mayoría de las veces lo que más cuesta es precisamente empezar. Una vez que ya has comenzado, todo lo demás viene dado.
Sé realista, creativo y diviértete en tu vida porque aunque puedas conocer tus limitaciones personales también puedes descubrir todo tu potencial interno.
|