Toda tristeza se alivia a través del consuelo de los seres queridos y amigos ya que la tristeza se sobrelleva mejor cuando se vive y se comparte en compañía. La principal fuente de apoyo para un ser humano surge de la familia y de los amigos de confianza que sienten la pena de aquel que sufre como si fuese propia. Por tanto, la infelicidad cuando es compartida es menor y la alegría cuando es compartida es mayor. Esta realidad responde al hecho de que el ser humano es social por naturaleza, es decir, necesita de los demás para crecer y perfeccionarse interiormente.
Cada persona exterioriza y comparte con los demás aquella pena o dificultad que experimenta dentro de sí misma. Saberse querido y acompañado por los demás proporciona cierto placer interior que disminuye en parte la tristeza. Cuando una persona quiere a otra desea su bien, por esta razón, siente tristeza cuando, por ejemplo, padece una enfermedad o atraviesa alguna dificultad. Por tanto, es importante aprender a expresar sentimientos y emociones para no acumular resentimiento, dolor o pena dentro de uno mismo durante un tiempo prolongado.
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