Hay una característica común a muchísimos de los adultos de nuestra era, generada por nuestra sociedad y por las reglas de conducta y de actuación que esta nos impone: la falta de la capacidad de reírse libremente, de estallar en carcajadas como cuando eran chicos.
Y es que la vida no ayuda demasiado. Una persona que trabaja horas y más horas todos los días, y pese a esto tiene problemas para llegar a fin de mes; o que se ve agobiado por las obligaciones y no puede encontrar tiempo para estar consigo mismo, para despegarse de todos lo que “tiene” que hacer y poder dedicarse, al menos unos minutos, a lo que “quiere” hacer, encuentra en esto la excusa perfecta para seguir con una represión de la risa que ya nos ha sido introducida desde chicos por la forma en que hemos sido educados. Veamos, al respecto, lo que decíamos en el articulo número cinco “La Risa Como Medicina: La Risa y La Iluminación”, en donde tratamos brevemente el tema de la educación (formal e informal) y como esta tiende muchas veces a eliminar la risa por ser esta una forma de escape no deseada.
La verdad es que nadie no posee la habilidad de reír. Es inherente al ser humano el ser capaz de exteriorizar lo que le causa gracia mediante la risa. Pero hay personas que eliminan en gran parte esta capacidad mediante un autoconvencimiento de que no la posee o de que, si la poseen, no es algo que se condice con lo que son, con su posición, con su trabajo, o con cualquier otra pavada por el estilo que les sirva como excusa perfecta para pasarse absolutamente todo el día de mal humor y con una cara que haría que un bulldog parezca la criatura más feliz de la tierra.
Y, por otro lado, hay gente que no disfruta del no ser capaces de reír, pero que aún así sufre de este problema, ya que su vida, el curso que esta ha tomado y lo que le pasa cada día, no le da demasiadas razones para ser felices. Esto es un caso mucho más lamentable, pero si hay una cierta predisposición a estar de buen humor, es probable que, en definitiva, tengan menos problemas para estallar en carcajadas que el otro tipo de personas. Solo necesitan unos pocos empujones en la dirección correcta.
El tema es que, más allá de cuales son los motivos que generan esta represión de la risa, lo importante es ser capaces de superar esta limitación. Y esto no es tan difícil, si se siguen algunas ideas que vamos a dar a lo largo de este artículo.
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