Los
chakras son vórtices (remolinos) esféricos
en el cuerpo etérico que actúan
como transmisores de energía. Tienen
influencia en nuestra actividad en el plano
físico a través del funcionamiento
de las glándulas endocrinas (glándulas
de secreción interna como la tiroides).
Estas glándulas afectan a nuestro funcionamiento
corporal, al balance mental y a la integridad
emocional. Dependiendo del uso que les demos
a ellos y a nuestras energías serán
constructivos o discordantes.
Nuestro cuerpo etérico
tiene 7 chakras básicos. No existen chakras
buenos o malos, todos son necesarios para las
experiencias terrestres como para el mismo proceso
de espiritualización.
Cada chakra tiene
una función dual, con excepción
del primero y el séptimo. Los demás
tienen una actividad mundana y otra espiritual.
Chakras
Menores
Existen cientos
de puntos de energía dentro del cuerpo
físico y alrededor de él, inclusive
dentro de los vehículos mental, emocional
y espiritual. Los más importantes de
estos chakras estarían en las manos y
en los pies.
Funciones
principales de los chakras:
1. Revitalizar cada cuerpo aural o energético
y con ello el cuerpo físico;
2. Provocar el desarrollo de distintos aspectos
de la autoconciencia, pues cada chakra está
relacionado con una función psicológica
específica; y
3. transmitir energía entre los niveles
aurales ya que cada capa progresiva existe en
octavas de frecuencia siempre crecientes.
Cuando el funcionamiento de los chakras es normal,
cada uno de ellos estará abierto, girando
en el sentido de las manecillas del reloj para
metabolizar las energías particulares
que necesita del campo de energía universal
(energía que también se ha llamado
chi, prana u orgón). Cuando el chakra
gira en sentido contrario a las agujas del reloj,
la corriente fluye del centro hacia fuera, con
lo que interfiere el metabolismo. Por tanto,
se dice que el chakra está cerrado o
bloqueado a las energías que llegan.
La mayoría de las personas tienen tres
o cuatro chakras que giran en sentido contrario
en un momento determinado. Como los chakras
no sólo son metabolizadores de la energía,
sino que también la detectan, sirven
para proporcionarnos información sobre
el mundo que nos rodea. Si bloqueamos algún
chakra, no dejamos que entre la información.
Por tanto, cuando nuestros chakras fluyen en
sentido contrario a las agujas del reloj, hacemos
salir nuestra energía enviándola
al mundo, detectamos la energía que hemos
enviado y decimos que eso es el mundo. Es lo
que en psicología se llama proyección.
La realidad imaginaria que proyectamos al mundo
guarda relación con la "imagen"
que nos hemos formado de aquél a través
de nuestras experiencias infantiles, a través
de la mente del niño que fuimos. Dado
que cada chakra está relacionado con
una función psicológica específica,
lo que proyectamos a través de cada uno
de ellos estará dentro del área
de funcionamiento de dicho chakra y será
algo muy personal, ya que la experiencia vital
de cada persona es única.
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