Conocer de qué se trata es el primer paso para disfrutar de sus beneficios.
Son moléculas de sustancias minerales, que por distintos factores se cargan de electricidad, positiva o negativa, pasando a ser, de partículas casi estáticas a elementos de gran energía, capacidad de combinación y considerable penetrabilidad en los organismos.
En la superficie de la tierra, hay gran acumulación de iones en porcentajes variables, de acuerdo al lugar, composición del suelo, etc. Los iones positivos son irritantes, provocan nerviosismo e irritación. Los iones negativos, en cambio, son sedantes.
Las aguas termales poseen alta carga de iones negativos que se deben, según las teorías mas conocidas (no necesariamente las más exactas) a la presencia, en diversos estratos del suelo, de pequeñas, muy ínfimas, cantidades de un material radiactivo, denominado radón.
Este emite rayos llamados “alfa”, de onda larga y escasa intensidad, que atraviesan las napas de agua, ionizándolas.
Los árboles toman la ionización por sus raíces y la dispersan a través de las hojas. En cuanto a los iones positivos, suben a la atmósfera formando un anillo o cinturón, a gran altura sobre la tierra.
Cuando se producen turbulencias en el aire (tormentas), descienden los iones positivos y al ponerse en contacto con los iones negativos de la superficie, se producen los rayos.
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