La toma de decisiones es también un ejercicio de la libertad y una apuesta a la esperanza. Es un ejercicio de libertad que muestra que el hombre puede con su inteligencia y su voluntad seleccionar un camino para su vida particular y de la vida como especie y producir los cambios en el presente para conseguir ese estado posible de bienestar y es esperanza en el futuro como posibilidades abiertas y no como una carga del azar y el accidente.
Planificar, resolver problemas, mejorar la eficiencia, reducir los errores; todo esto depende de tomar e implementar decisiones correctas.
Frecuentemente las decisiones tienen consecuencias que se extienden a lo largo del tiempo. Sin embargo, como el futuro siempre implica un cierto grado de incertidumbre, a menudo es difícil evaluar estas consecuencias y depender únicamente de nuestra intuición para tomar decisiones acertadas. Cuando tomamos decisiones que tienen que ver con el tiempo, muchas veces nos vemos afectados por una serie de parcialidades y errores de percepción. Nuestra intuición hace que actuemos como si el futuro fuera más “difuso” de lo que realmente es, y tendemos a prestar demasiada atención al presente. Por ejemplo, podemos dejar para más adelante el ahorro para la jubilación, incluso a pesar de que tengamos medios para ahorrar y una probabilidad alta de disfrutar de una vida larga. Además, solemos imaginar que el tiempo tomará una dimensión distinta en el futuro. Cuando hacemos planes, tendemos a subestimar el tiempo que nos lleva completar los trabajos, o a sobreestimar el tiempo que tenemos y a querer hacer demasiado.
Alejar los pensamientos negativos y empezar a pensar en positivo es una herramienta invaluable, no existen malas decisiones cuando se tiene la certeza que la decision tomada es la correcta. La verdadera seguridad se genera siempre desde adentro y no desde afurera. Es la consecuencia de un compromiso con uno mismo , y no está en relación con los resultados que obtenemos, sino con la creencia de que cual fuera la situación que debamos enfrentar, seremos capaces de abordarla y solucionarla satifactoriamente.
Si creemos en nosotros como personas, tenemos que cultivar la disposición de actuar en todo momento. No se trata de que hagamos tal o cual cosa específica, sino de tener fe en nuestra capacidad de liderar nuestra propia vida.
Todos los seres humanos somos muy sensibles a los resultados de las decisiones que tomamos. Si las cosas salen bien, pues entonces estamos contentos, aumenta nuestra confianza y también aumenta nuestra seguridad. Pero cuando las cosas no salen como nosotros queremos, caemos en el más absoluto desánimo, y lo primero que nos planteamos es: ¿qué hicimos mal?, ¿en qué nos equivocamos?, cargando sobre nuestras espaldas culpas y responsabilidades inexistentes.
Cuando tomamos conciencia de que nosotros no podemos controlar la forma en que los demás reaccionan frente a nuestras descisiones, y de que no siempre podemos obtener el resultado que deseamos, porque no es así como funciona el mundo, comprendemos que hay algo con lo que sí es posible contar, la seguridad en nosotros mismos, hagamos de esto un compromiso con nosotros mismos, cuando no sepamos como van a salir la cosas pensemos que el resultado sera positivo.
Todas las decisiones dependen de una clara compresion del hecho de que la mente (el pensamiento) es el unico creador. El gran negocio de la vida es pensar, domina tus pensamientos y dominaras las circustancias. Las personas que piensan de manera positiva toman decisiones acertadas.
|