La casa
de tus sueños... o al menos aquella a la que la vida te ha permitido aspirar. La
quieres, definitivamente. Pero claro, ahora entre el inmueble y ti se interponen
dos palabras a las que tienes terror: “Préstamo Hipotecario”. Tranquilízate, es
tiempo de pensar algunas cuestiones...
La tasa de
interés puede hacer una inmensa diferencia (que puede llegar a decenas de miles
de dólares) entre el costo primario de una casa y lo que terminas pagando por
ella.
Aún así,
los intereses están lejos de ser la única variable a tener en cuenta en lo que
se refiere a las hipotecas. Otros aspectos igualmente importantes deben ser
considerados. En primer lugar, aparece la pregunta que plantea la duda de tomar
una tasa de interés fija de entre los distintos tipos de hipotecas de tasas
variables que han sido creadas a lo largo de los años para satisfacer las
distintas necesidades de los diferentes compradores.
Otra
pregunta, también muy importante, es por cuánto tiempo deseas que la hipoteca
corra. Incluso con las hipotecas de tasas fijas, un amplió espectro de distintos
períodos tiempo se encuentra comúnmente disponible. En la mayoría de los casos,
los extremos marcan 15 años en cuanto al periodo corto y 30 años en lo que se
refiere al largo.
Algunos
años atrás, cuando un famoso científico fue preguntado acerca de la fuerza más
poderosa del universo, respondió: “El poder del interés compuesto”. Esta
respuesta sugiere que él era un erudito no sólo sobre las leyes de la naturaleza
sino también sobre los principios de las finanzas; sobre lo que ocurre con una
modesta suma de dinero cuando continúa acumulando interés año tras año.
Aún con una
modesta tasa de interés, el dinero en una cuenta de ahorros puede ubicarse
dentro de diez años o menos. Las suma actualmente pagada por una casa con una
hipoteca de 100.000 dólares puede llegar a hacer de varios cientos de miles de
dólares si la hipoteca corre a 30 años.
Cuando
optas por una hipoteca a sólo 15 o 20 años, por otra parte, recortas buena parte
del crecimiento en tu obligación total. Pero para hacer eso sin reducir el
tamaño inicial de la hipoteca, tienes que hacer un pago más grande cada mes.
Como ocurre en la mayoría de las decisiones importantes de la vida, los riesgos
son demasiado altos y las operaciones de compra requieren un cuidadoso análisis.
Sobre todo, es necesario un minucioso examen de tus recursos, aspiraciones y
prioridades personales.
Alguien que
esté dispuesto a hacer sacrificios personales en su estilo de vida a corto
plazo, en vistas de un futuro mejor a largo plazo, preferirá una hipoteca más
corta. Sin embargo, si eres de los que viven el momento, sin reparar en gastos,
la idea de desembolsar una suma extra de dinero todos los meses no será muy
atractiva.
Si te sientes atraído por un préstamo hipotecario corto y rápido, y piensas que
podrás manejarlo, pide a tu agente de bienes raíces que te calcule los ahorros a
largo plazo. Advertencia: es posible que te quedes sin aliento por unos minutos
al ver la suma.
Recuerda,
asimismo, que un préstamo hipotecario a 15 ó 20 años, al incrementar
sensiblemente tus obligaciones mensuales, puede reducir la flexibilidad de tu
presupuesto por un buen tiempo.
Un buen
abordaje es el siguiente: tomar una hipoteca a 30 años pero disciplinarte a
hacer un pago extra mensual cada año. Si puedes apagarte a un régimen de estas
características, en definitiva, podrás producir los beneficios de una hipoteca a
15 años. Mientras tanto, te sentirás menos agobiado si los vaivenes económicos
reducen tu capacidad para efectuar pagos mensuales.
Lo que es
verdaderamente importante es que estés al tanto de las diferentes opciones y que
obtengas detallada información de aquellas que más te interesan. Un buen broker
de bienes raíces puede ser la clave para acceder a toda la buena información que
necesitas.
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