Todas las familias tienen que alimentarse. Esto significa que todas las familias deben destinar un presupuesto a la compra de alimentos. Y esto quiere decir que todas las familias deben salir de compras.
El viaje a la tienda es a menudo aburrido, y nos hace perder mucho tiempo —aunque lo peor es que nos hace perder gran parte de nuestros sueldos—. No obstante, siguiendo algunos simples pasos, puedes ahorrar sumas significativas en tus salidas al supermercado.
Compra una vez a la semana o menos
Limitar el número de viajes a la tienda protege tu presupuesto en varias formas. Uno de los errores más importantes y comunes es la compra compulsiva, que puede llevar a herir de muerte a tu presupuesto alimenticio.
Al limitar las visitas al supermercado, reduces esta posibilidad y te obligas a confeccionar una lista de cosas para comprar. Esto te permitirá organizar compras de artículos a granel, que generalmente son menos costosos. La consecuencia inmediata de comprar una vez a la semana será que ahorrarás, al menos, tiempo o dinero en gasolina o transporte.
Deja a los chicos en casa
Los chicos son capaces de generar varios dolores de cabeza en las tiendas. ¿Por qué? Porque suelen prologar el tiempo de compra y facilitan las compras impulsivas.
Al ir a la tienda con los chicos, habrá mayores probabilidades de que compres comida chatarra y alimentos preparados. No sólo es que estos alimentos sean poco saludables, sino que son caros y muy poco valiosos para tus necesidades dietarias.
Por otra parte, toda madre sabe lo que es tener a un chico tirando de su falda y diciendo: “¡Quiero esto, quiero aquello, buaaaaaaahhhh!”
Planifica tus comidas
Antes de salir a la tienda o al supermercado, planifica las comidas de la semana y concéntrate en comprar sólo los artículos que necesitas.
Cuando llegues a tu casa, multiplica el ticket de compra por cuatro y tendrás una idea aproximada de tus gastos mensuales en alimentación.
Cada vez que vayas a comprar comestibles, intenta mantenerte dentro de estos valores. Si te excedes de tu presupuesto, analiza la factura una vez que estés en casa y date cuenta de qué artículos podrías haber prescindido.
No compres por unidad
Asegúrate de prestar atención al envasado de ciertos productos; algunos recipientes esconden la pequeña cantidad de alimento que contienen. Si bien pueden ser convenientes, los artículos vendidos por unidad o porción individual no son, generalmente, los más económicos.
Por eso, es bueno comprar a granel y después dividir las porciones en bolsitas plásticas herméticas.
Si deseas protegerte de los engaños de los envases, asegúrate de chequear el precio unitario de los artículos. En muchas tiendas, el precio unitario aparece debajo del precio del estante.
Compra artículos de descuento
La mayoría de las tiendas reparten panfletos que publicitan los artículos de oferta de la semana. Revisa esta lista de artículos y haz una cruz sobre los ítems que necesitas.
Al planificar comidas que incluyan ingredientes en oferta, conseguirás ahorrar notablemente en cada comida individual.
Asimismo, busca programas de puntos. Muchos supermercados ofrecen descuentos a sus compradores frecuentes, así que sería bueno que visites estas tiendas tanto como sea posible —nunca más de una vez a la semana—.
Los puntos se acumulan con el tiempo y es factible que termines ahorrando una cantidad de dinero considerable.
Utiliza las sobras
Este gran consejo es ignorado con frecuencia. Supongamos que cocinas una gran cena, recoges las sobras y las guardas en la heladera. Una semana después, las ves todavía allí y decides tirarlas.
Esto es innecesario —e improcedente—. Varios tipos distintos de comidas pueden hacerse a partir de esos mismos ingredientes, por lo que no estarás comiendo dos veces lo mismo. Busca recetas de cocina con sobrantes para tener una mayor idea.
Por otra parte, elementos como la salsa de la pasta pueden guardarse en el freezer durante varias semanas y descongelarse con gran facilidad para hacer más económicas tus comidas.
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