En el primero de dos
experimentos, los hombres leyeron artículos del diario, que describían a la
población local destacando el predominio, en cuanto a cantidad de habitantes, de
los hombres por sobre las mujeres o viceversa. Luego, se les preguntó acerca de
sus hábitos de consumo y ahorro
en esos panoramas.
En los casos en que la
población de mujeres era más escasa, los hombres ahorraban un promedio de 42%
menos por mes y pedían prestado un 84% más que los del otro grupo.
Por otra parte, se les
mostró a los hombres una secuencia de fotografías con diferentes proporciones de
hombres y mujeres en ellas. Luego se les pidió que eligieran entre recibir 20
pesos al instante o $ 30 dentro un mes. Una vez más, en aquellos casos donde las
mujeres eran más escasas en las fotos, los hombres optaron por recibir el dinero
en ese momento.
La hipótesis es que las decisiones no se toman en un nivel consciente. Los
hombres no se percataron de la escasez de mujeres, y la sola visión de más
hombres inconscientemente los hizo más impulsivos, competitivos y con una mayor
tentación de
gastar más.
En el mundo real, esta
hipótesis resultó ser cierta. Después de examinar la proporción de sexos de 120
ciudades de Estados Unidos, los investigadores notaron que los hombres solteros
tienden a tener más tarjetas de crédito y mayores deudas en aquellas ciudades en
donde los índices de masculinidad son elevados.
Un ejemplo sorprendente
se vio en dos ciudades que se encuentran a menos de 100 kilómetros de distancia.
En Columbus, Georgia, donde hay 1,18 hombres solteros por cada mujer soltera, el
promedio de deudas de los consumidores masculinos era de $ 3.479 más alta que en
Macon, Georgia, donde había 0,78 hombres solteros por cada mujer en ese estado.
Luego, los investigadores cambiaron los roles en el estudio, para ver si la
proporción de sexos influye también en las decisiones financieras de las
mujeres.
Pero por el contrario, las tasas de gasto de las mujeres no se
modifican, pero sí están mayoritariamente de acuerdo en que los hombres deberían
gastar más en sus citas y en regalos, en aquellos lugares donde el sexo
masculino es mayoría.
Los resultados de este
estudio sugieren que los hombres se vuelven menos racionales y más impulsivos
cuando perciben una escasez de mujeres. Es un comportamiento que no es exclusivo
de los humanos, según dijeron los investigadores.
Lo que vemos en otros animales es que cuando el número de mujeres es escaso, los
hombres se vuelven más competitivos. Compiten más para poder conseguir una
pareja.
¿Cómo compiten los seres humanos por conseguir pareja? Lo que se ve en
todas las culturas es que los hombres suelen hacerlo a través del dinero, a
través del estatus y a través de los productos que consumen.
La economía clásica pretende que los seres humanos toman decisiones con cuidado,
pensando y razonando cada elección, no como los animales. Pero resulta que
tenemos mucho en común con algunos animales.
Algunos de nuestros comportamientos son mucho más instintivos y subconscientes.
Si notamos que hay más hombres que mujeres en nuestro entorno, eso nos hace
cambiar automáticamente nuestros deseos, nuestras conductas y toda nuestra
psicología.
Los efectos que tiene la proporción de los sexos van más allá del marketing y
que influencian todo tipo de comportamientos. Otros estudios que muestran la
fuerte relación que existe entre la abundancia de individuos de sexo masculino y
las conductas agresivas.
Sólo estamos viendo la punta del iceberg cuando hablamos del comportamiento
financiero. Lo más preocupante de la influencia que tiene la proporción de sexos
en la vida de los habitantes es que se trata de algo más que dinero. Se trata de
la violencia y la supervivencia.
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