El ámbito de las finanzas cada vez toma más en serio el rol de la mujer en la
economía. Son las mujeres quienes deciden en gran mayoría las compras que se
ejecutan o no en un hogar. Los bancos, conscientes de esta realidad apuntan
específicamente a este sector.
Incluso hay entidades que han pensado en la
creación de tarjetas de crédito solo para mujeres en donde quedan establecidos
ciertos beneficios para ellas como descuentos en decoración, belleza,
indumentaria, restaurantes y diversos cursos.
Lo cierto es que una tarjeta puede
usarse o malgastarse. Las conductas frente a su uso pueden ser de lo más
variadas. Se puede ser una verdadera ingenua, principiante o muy impulsiva.
Diferentes perfiles al usar la tarjeta de crédito
La mujer impulsiva es aquella que no puede resistirse ante algo que ve, sea el
objeto algo necesario o no. Al ver el producto se ciega y no puede distinguir
entre el querer y el poder.
Son mujeres que suelen extenderse más allá de sus
posibilidades financieras lo cual les genera muchos inconvenientes para cubrir
los vacíos económicos logrados durante el transcurso del mes.
Más allá de tener que encontrar un equilibrio y aprender a controlar los
impulsos, son mujeres que si quieren tener una tarjeta de crédito deben adquirir
aquella que no penalice con una cuantía considerable si se tiene un descubierto.
La ingenua tiene una conducta similar a la impulsiva, pero la diferencia es que
a la primera se la puede manipular con facilidad.
Si le ofrecen ofertas o
promociones no sabrá decir que no y siempre buscará la manera de excusarse y
justificar la compra, aunque no esté del todo segura de las funciones que cumple
el producto y en qué la puede beneficiar a ella.
La deslumbra el poder y la
libertad que tiene con una tarjeta. Siente que puede tener todo lo que necesita
y desea aunque no esté del todo consciente de su situación económica.
La madura es aquella mujer que se comporta con sentido común y a la que no es
fácil engañar ni tampoco autoboicotearse con compras innecesarias. Tiene muchos
años de experiencia utilizando
tarjetas de crédito y ya ha aprendido de sus
errores del pasado.
Las características fundamentales de estas mujeres son un gran sentido de la
responsabilidad y la organización en cuanto a situación financiera.
Esta mujer
se destaca por estar al día con las cuentas y si tiene deudas, no las descuida
por nada del mundo. La tarjeta ideal para esta clase de personas es aquella que
ofrece recompensas: millas, obsequios o cheques regalo para restaurantes.
La evasiva es aquella a la que no le interesa saber el estado de sus cuentas y
prefiere mantenerse en la ignorancia. Gasta a ciegas y generalmente sufre las
consecuencias más tarde debido a que gasta más de lo que puede permitirse.
Se incomoda cuando se le toca el tema del dinero y cambia de tema rápidamente.
Es conveniente que estas mujeres no permitan tarjetas con un alto límite ya que
no saben manejar los márgenes que tienen. Cuanto más límite, más gasto ya que no
tienen control alguno.
La principiante es una mezcla de mujer impulsiva y sumamente previsora. Depende
mucho de la historia familiar y el manejo que se haya hecho en su entorno para
que determine gran parte de su conducta hacia el dinero.
La falta de experiencia puede convertirla en una mujer que tiene temor de gastar
dinero o al contrario, hacerla sentir orgullosa de su primera tarjeta y decidir
utilizarla cada vez que puede.
Es fundamental mantener un equilibrio para no terminar siendo una impulsiva en
toda regla. La mejor opción es la de la tarjeta prepagada, ideal para establecer
un límite.
Al mismo tiempo se aprende sobre el funcionamiento de la tarjeta y se
puede obtener un balance. Es la alternativa más saludable para las mujeres que
no tienen experiencia alguna.
La deudora es aquella mujer que no ha podido aprender a tomar las riendas de su
vida financiera y siempre ha tenido que hacer frente a impagos. Le resulta muy
complejo recuperarse aunque lo intente.
Enfocarse en las deudas sin incurrir en nuevos gastos debe ser la prioridad de
estas mujeres. Lo mejor hasta el momento de la recuperación es prescindir del
uso de cualquier tipo de tarjeta de crédito. Dejarla en casa al salir es una
alternativa que puede ayudar para resistir las tentaciones.
La previsora piensa en el futuro. Al igual que la madura ha aprendido de las
fallas pasadas y no tiene intención de reiterar errores. En esta etapa de su
vida financiera tiene su economía bajo control y medita muy bien cada gasto que
quiere realizar.
No siente la necesidad de derrochar y está plenamente conforme con su estilo de
vida que puede ser austero o permitirse algún capricho alguna vez, pero nunca
poniendo en riesgo su capital.
Hay tarjetas de crédito que abonan dinero a
cuentas de retiro o que devuelven dinero. Son opciones que interesan mucho a la
mujer con este tipo de conducta.
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