¿La felicidad no se compra con dinero?
Los niveles de renta más elevados tienen más oportunidades de alcanzar lo que desean, y esto según una encuesta, determina la felicidad. Así lo explica una investigación realizada por la consultora argentina Mercadeo.
El 88 por ciento de los encuestados ricos, pertenecientes a varios países, se mostraron muy satisfechos con sus vidas, mientras que el porcentaje de satisfacción de los más pobres alcanzaba un 47 por ciento.
Los encuestados definieron la felicidad como “pasar unas vacaciones paradisíacas” “dejar de trabajar el resto de mi vida”, por sobre el amor, el pretender formar una familia o el querer tener hijos.
Otro estudio norteamericano sostiene también que el dinero hace la felicidad. Su trabajo se basó en las opiniones de ciudadanos de 42 países, incluyendo a la Argentina que ocupa el undécimo lugar.
En una escala de valores que va del uno al diez, tiene 6,9, cifra que la ubica por sobre Chile o Japón y debajo de Estados Unidos, Inglaterra Suiza, México y Brasil.
Dinero y verdadera felicidad
Muchos opinan que el dinero ayuda, pero no brinda la verdadera felicidad. “No hay que confundir el bienestar y la tranquilidad financieras con la felicidad que es algo más profundo y misterioso que está muy dentro de cada ser humano.
Todos los hombres queremos ser felices, lo difícil es saber lo que hace feliz la vida”, explica el filósofo argentino Jeremías Blanco.
Aunque claro, las opiniones son variadas, no deja de llamar la atención que tantas personas manifiesten su interés por el dinero por encima de otras satisfacciones.
“En la actualidad es mucho más complejo alcanzar una sensación de felicidad, hay muchos más problemas, preocupaciones, se trabajan muchas horas, el rumbo de los países es incierto, antes había inconvenientes puntuales, básicos que impedían ser feliz o serlo, ahora todo es mucho más conflictivo y la sensación de felicidad está cada vez más lejana.
La cantidad de problemas económicos que existen en las sociedades hace que la gente diga que no es feliz, pero si se indaga, se notará que la respuesta no deja de ser superficial y específica al momento que se está atravesando.
No creo que nadie diga que no es feliz cuando tiene familia, salud, amigos y fe”, opina Blanco.
La importancia que se le asigna al dinero tiene que ver con la percepción que cada quien tiene del mismo.
“Cada uno ve sus finanzas de manera muy particular y está influenciado también por su historia familiar y cultural. La economía es un estado mental”, asegura María Weller, socióloga argentina.
Según otra encuesta desarrollada por la consultora argentina CERX, la cantidad de personas que se declararon felices en el país, bajó 5,4 puntos porcentuales en 2007.
Esta investigación expone la influencia de las variables económicas y el peso que éstas tienen en la felicidad, ya que de 650 interrogados, el 21,4 aseguró que la inflación afecta en forma negativa el nivel de felicidad y el 17,5 declaró que su nivel de felicidad se ve disminuido por sus bajos ingresos.
El dinero no da la felicidad… pero sí el bienestar
¿Felicidad o sensación de bienestar? No hay una verdad absoluta acerca del tema. Se desconoce qué factores influyen en el estado de felicidad, pero aseguran los expertos que el componente genético influye en un cincuenta por ciento.
“La identificación de riqueza con felicidad es una de las consecuencias de la sociedad consumista y de la dictadura del estatus social. No reniego del consumo siempre y cuando sea sostenible y ético”, comenta Blanco.
Lo ideal es encontrar el equilibrio entre dinero, familia, amistades y amor. Estos ingredientes lejos de brindar una sensación de bienestar pasajera, aportarán una mejor calidad de vida feliz.
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