La ropa habla… y dice muchas cosas sobre su dueño. Te contamos cómo hacer para que diga lo correcto sobre ti

Nos guste o no, es inevitable andar mirando a otras personas cuando estamos en sitios o eventos densamente concurridos. Jóvenes, viejos, ricos, pobres, flacos, gordos; las multitudes siempre ofrecen la posibilidad de entretenimiento. Y también ofrecen algo más…

Dentro de un ámbito poblado de cuerpos, y de ropas que visten estos cuerpos, puedes reconocer a los líderes, a las personas inseguras, a los bien educados, y a tantos otros. ¿Cómo ocurre esto? A través de la observación de la vestimenta.

Es casi espeluznante. Una vez que consigues ver la conexión entre la ropa y el individuo que la lleva, puedes comenzar a leer a las personas cual libros.

A partir de ese momento, ya no tendrás que guiarte por lo que te digan, que a menudo puede ser falso, sino que podrás comenzar a hacerte de información desde una fuente novedosa, confiable, y no verbal.

¿Qué es lo que podemos inferir de una persona según su apariencia?

Apariencia pulcra

Dado que la mayoría de los chicos no son pulcros y ordenados por naturaleza, una apariencia pulcra y ordenada es, con frecuencia, el resultado de años de entrenamiento en manos de padres severos —o años de usar uniforme en la escuela o en el ejército—.

O, podría tratarse de un deseo poderoso de ser la antítesis de unos padres descuidados. Cualquiera sea la razón, la apariencia pulcra apunta a una disciplina fuera de lo común que suele traducirse en una ética fuertemente ejercitada y en un hábito de conclusión de lo iniciado.

Atuendo descuidado

Cuando las prendas son demasiado grandes, demasiado pequeñas, están hechas harapos o no han conocido lo que es una plancha, estamos ante un claro indicador de que el usuario carece de disciplina y que no se interesa en los detalles.

Puede ser el resultado de haber crecido en un ambiente en donde la vestimenta adecuada no era una prioridad, o puede tratarse de una rebelión contra una crianza severa y estructurada.

A menudo, un atuendo descuidado viene acompañado de un ámbito laboral desordenado, un auto sucio, y una casa descuidada.

Sin embargo, muchos de estos individuos suelen ser excesivamente meticulosos y exitosos en una o dos áreas, superando ampliamente el promedio del resto de las personas.

A la moda, pero sin sentido común

Siempre que veas a alguien vestido a la moda más allá del sentido común, como usar pantalones cortos en lo más crudo del invierno o sandalias en la nieve, estarás ante una persona insegura, cuyo único objetivo es seguir ciegamente una tendencia para llamar la atención, sentirse importante, y elevar su autoestima.

Por eso, suele darse mucho en los adolescentes, que creen que todos están pendientes de lo que llevan puesto.

No caben dudas de que las personas te juzgarán por lo que vean, y por eso es importante lucir bien. No obstante, cuando sigues una moda ciegamente, sin detenerte a pensar en las distintas ramificaciones y en las implicancias, te catalogas a ti misma como una ingenua.

Atuendo desarreglado, accesorios de nivel

¿Qué obtienes cuando combinas ropas haraposas con un bolso de diseñador, un reloj de primera, o unos zapatos de nivel? Obtienes un look “quiero pero no puedo”.

Por ejemplo, “quiero que me vean como una persona distinguida, pero no tengo la clase para hacerlo”. Ok, puede ser un poco rudo, pero lo cierto es que confiar en símbolos de estatus para cotizar tu prestigio es una característica segura de alguien que aspira a algo que no es; nada que ver con una persona verdaderamente adinerada y distinguida.

El sujeto rico no necesita confiar en los símbolos para mostrar su abundancia, sino que elige invertir en telas exquisitas y confecciones expertas, acompañadas de un calce a medida.

Ellos no usan pantalones de entrenamientos y zapatillas de tenis con un bolso de Prada, y tampoco tú deberás hacerlo.

Demasiada piel a la vista

Los escotes profundos, los pantalones de tiro bajo, y las polleras excesivamente cortas están a la moda, aunque no son necesariamente una sabia elección.

Mientras que no existe un substituto para el calce adecuado de la ropa, sí existe una delgada línea entre mostrar tu figura y hacer ostentación de tu cuerpo.

Dicen que las ropas deben ser lo suficientemente ceñidas como para mostrar tu figura de mujer, y lo suficientemente sueltas como para dejar ver que eres una dama.

Y hay una gran verdad en este dicho: los hombres ven a las mujeres que muestran mucha piel como posibles compañeras de cama. No obstante, aquellas que se visten en forma más conservadora suelen ser vistas como compañeras de vida. Vístete según tus objetivos personales.

Evento correcto, vestimenta equivocada

Las personas que usan ropas inapropiadas para una situación, a menudo, son vistas como poco instruidas. Si ellas desconocen las prendas que constituyen un atuendo de negocios apropiado, por ejemplo, los demás asumirán que hay alguna carencia en su educación.

Generalmente, esto suele ser verdad. ¿Cuál es la diferencia entre aprobar o reprobar un examen? Más estudio. 

Éstos son, simplemente, algunos de los tantos mensajes que podemos transmitir al vestirnos mal. Sin dudas, pueden haber otros. Sin embargo, lo importante es que la forma en que nos vestimos dice mucho de nosotros, y es vital caer en cuenta de la capacidad comunicativa de la ropa.

La tarea para el hogar es la siguiente: la próxima vez que estés en un evento, estudia las vestimentas de las personas y ve lo que eres capaz de inferir.

Luego, tómate un tiempo para analizar tu propia apariencia y determinar qué estás queriendo decir al resto de las personas. Si no te gusta el mensaje, cámbialo. Puedes sorprenderte al ver el cambio en la actitud de los demás hacia ti.

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