El primer paso es aceptar tu cuerpo

En busca del “cuerpo perfecto”, muchas personas se fijan metas irreales, y rápidamente pierden la motivación. En tanto, aquellos que asumen su cuerpo, y solo se concentran en lograr el ideal para su propio tipo corporal, son quienes más éxito tienen en su búsqueda por mejorar su cuerpo.

Actualmente, los medios
de comunicación y gran parte de la sociedad nos muestran a delgadas mujeres y
musculosos hombres como tipos ideales, y, mediante la publicidad, se ha llegado
al punto de creer que estos cuerpos son totalmente posibles de lograr por
cualquier persona, con lo que la mayoría de las gente comienza dietas y
programas de ejercicios con metas y esperanzas poco realistas.

 Si usted se esfuerza
continuamente en lograr un ideal socialmente impuesto, nunca podrá liberarse de
sus inseguridades ni conocerse verdaderamente a sí mismo. Lo que se debe hacer,
en cambio, es asumir el propio cuerpo, con sus encantos y debilidades, y a
partir de allí emprender la actitud de mejorarlo todo lo posible, pero sin
basarse en el tamaño o forma que esté de moda.

 En rigor, el tamaño y la
estructura de nuestro cuerpo refleja no sólo nuestros hábitos de comidas y
ejercicios, sino también nuestra genética. El papel de este último factor para
determinar el peso parece variar magníficamente entre las diferentes personas.
Todos nacemos con un cierto tipo de cuerpo, el cual es heredado de nuestros
padres. Aunque estas categorías son algo arbitrarías y relativas, si podríamos
encontrar tres diferentes tipos de cuerpo: ectomorfos, los mesomorfos, y
endomorfos.

  • Típicamente, los cuerpos ectomorfos
    tienen un desarrollo muscular leve. Las personas que tienen estos cuerpos son
    generalmente altas y delgadas, con músculos pequeños y caderas y hombros
    estrechos.

  • Los cuerpos mesomorfos tienen una 
    musculatura fuerte y grande. Las personas que tienen estos cuerpos a menudo
    poseen hombros anchos, y su peso se concentra en su parte superior, lo que los
    hace ver compactos o algo gruesos.

  • Por su parte los cuerpos endomorfos
    son caracterizados por ser pesados, redondos, con hombros generalmente más
    estrechos que las caderas. Las personas que tienen estos cuerpos suelen tener
    una apariencia redonda y suave, y a menudo pueden estar excedidos de peso o
    ser obesos.

Solo cuándo entendemos y
apreciamos nuestros cuerpos, somos capaces de trabajar con ellos, y no contra
ellos. Aunque muchos de nosotros tenemos una combinación de dos tipos de estos
cuerpos, no podemos llegar a ser lo que no somos. Sin embargo, todos podemos
mejorar nuestra apariencia, niveles de salud, y desempeño físico, aplicando los
principios de un programa seguro y efectivo, tanto de dieta alimentaria como de
ejercicios.

 Incluso si usted tiene
una predisposición genética a pesar demasiado, la manera en que desarrolla su
vida es lo que, en definitiva, terminará determinando si llegará o no a ser
gordo. Los genes juegan, claramente, un papel clave, pero ciertamente no
determinan lo que comerá en la cena o cuántas veces ejercitará su cuerpo. Y más
allá de los genes, tendrá pocas oportunidades de mantener un buen cuerpo y una
buena salud si lleva un estilo de vida poco sano.


 
Cierto es que no todos
podemos ser muy delgados. Pero si es verdad que cada uno de nosotros puede
llegar a tener un muy buen cuerpo y ser muy saludable. Estando atento de lo que
se come, y cuánto se ejercita, se puede ser capaz de lograr un físico óptimo,
aún sin llegar al ideal de delgadez que impera en la sociedad.

 Aceptar esto no significa
resignarse y sentir que no vale la pena hacer algo. Significa, por el contrario,
que uno puede sentirse bien con sí mismo y lograr un buen cuerpo, sin necesidad
de “morir en el intento”, lo que suele suceder cuando lo objetivos son poco
realistas. En otras palabras, ser lo mejor que se puede ser, incluso a pesar de
ciertas condiciones genéticas, y de los estándares actuales de la sociedad.



 
La importancia de la buena imagen corporal



 
Para lograr este óptimo
nivel de bienestar, se debe tener una buena imagen personal. Esto significa que
las sensaciones que tenga con respecto a su cuerpo deben ser positivamente
firmes, y no influidas por acontecimientos de su vida diaria.

 Para muchas personas, los
problemas de sus vidas se proyectan en sus cuerpos. “Si solo fuera más delgado o
más musculoso, habría logrado practicar ese deporte, obtenido el trabajo, ser
elegido… Si solo fuera más delgado o más musculoso, podría tener más amigos,
encontrar el amor buscado, ser feliz…” Este contraproducente hábito es reforzado
por las imágenes que vemos en la publicidad; así, el cuerpo llega a ser un
blanco fácil para la injusticia de todo lo que sucede en la vida.

 Cuándo se tiene una
imagen personal positiva, se puede aceptar y respetar el propio cuerpo; y es
también más probable que con esta actitud positiva, que estimule el ejercicio y
la vida sana, se logre mejorar el mismo cuerpo.


 
En definitiva, por más
que la genética predetermine cuanta grasa se almacene o cuanta gordura se
pierda, el cuerpo siempre responderá positivamente a quienes lo  aprecien y
traten bien.

 Concentrándose en una
rutina de mucha actividad y física y dieta sana, cualquier persona podrá lograr
sentirse muy bien, con cualquier tipo de cuerpo. Tener una imagen saludable y
positiva de usted mismo, es el primer y crítico factor en su éxito por llevar
una vida sana, y lograr el mejor cuerpo posible para su tipo. Mantener una
fuerte convicción de lograr el mejor cuerpo posible, y no el mejor cuerpo del
mundo, proporcionará la base para tomar decisiones de ejercicios y dietas
racionales, que afiancen y afirmen su salud y estado físico.

 Por eso, permanezca
positivo, fíjese metas realistas, mire siempre para adelante y disfrute de todos
los maravillosos beneficios de un estilo de vida saludable, activo, y con un
cuerpo en buen estado.

 

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