Hoy en día en el mercado existen tres tipos fundamentales de té: el té verde, el negro y el oolong o “té marrón”. Su color se debe al proceso de oxidación que sufre cada uno (llamado también proceso de fermentación).
Por ejemplo, el té verde se cuece al vapor, ya sea al horno o a la cacerola, y de ese modo se previene la oxidación total y las hojas siguen siendo verdes. El té de oolong se fermenta parcialmente. Quiere decir que en este caso la oxidación también se corta parcialmente quedando sus hojas negras pero solamente en los bordes. Por último el té negro es el que se fermenta completamente para que sus hojas queden absolutamente negras.
Pero en esta nota nos referiremos al té verde. Hoy en día es objeto de estudio de muchos científicos porque se ha descubierto que ayuda a perder peso, entre otros efectos beneficiosos sobre la salud.
Siempre se asoció al té verde con una práctica oriental milenaria solamente. Pero se ha demostrado que es además un arma muy poderosa para luchar contra la obesidad.
Varios estudios demostraron quienes tomaban té verde tres veces por día tenían un incremento de 4% en su gasto de energía diario. Y sin aumentar el ritmo cardíaco de estas personas.
Por eso se lo considera un remedio mucho mejor que cualquier droga para bajar de peso, ya que estas pueden causar efectos cardíacos adversos, especialmente en los individuos con grandes problemas de obesidad, que sufren hipertensión y otras complicaciones cardiovasculares.
Aunque ya se lo conocía como un gran antioxidante, el extracto de té verde ayuda a eliminar las. Esto no se debe a las cantidades pequeñas de cafeína encontradas en el té, puesto que los sujetos estudiados que recibían cantidades similares de cafeína a las encontradas en el té verde no exhibieron ningún cambio en la pérdida de energía diaria.
Los especialistas explican que hay dos formas de bajar de peso: una es reduciendo lo que se consume (o sea hacer dieta) y la otra aumentando el gasto de energía (puede ser haciendo ejercicios). El té verde actuaría del segundo modo, aunque los mecanismos involucrados son aún poco conocidos.
Los investigadores notaron que el extracto de té verde contiene una alta cantidad de polifenoles. Estos compuestos pueden trabajar junto con otras sustancias aumentando los niveles de oxidación y de termogénesis, para que el cuerpo “queme” la grasa excedente.
Estos estudios, remarcan los siguientes aspectos positivos del té verde:
· No aumenta el ritmo cardíaco.
· Estimula la termogénesis y la oxidación de las grasas.
· Produce un aumento significativo (4%) en el gasto diario de energía.
¿Y el té blanco?
También se ha descubierto que existe otra clase de té que es aún más efectivo que el té verde: el té blanco. Porque este se procesa aún menos que el té verde. Aunque todavía no se han hecho muchos estudios y es difícil de conseguir en el mercado, cosa contraria al ya muy difundido té verde.
En contraste con los otros tés, los tés blancos no se fermentan y se extraen directamente de las hojas de té o de los brotes muy jóvenes que se cuecen al vapor inmediatamente después de la cosecha –con lo que no se oxidan los polifenoles- y luego son secados. Por lo tanto, estos contienen generalmente concentraciones más altas de estos componentes que los otros tés.
Por eso casi todas las últimas investigaciones están tornando sus estudios hacia las propiedades del té blanco. Aunque éste hoy en día es mucho más caro y difícil de conseguir que el té verde, debido a su escasez en el mercado.
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