El Tibet, los cinco temas y la sala de las buenas costumbres

Para nuestra forma de pensar resulta complicado imaginar un sistema educativo dentro del cual confluyan en forma armónica el saber físico y el espiritual, pero sin embargo este sistema existe desde hace ya muchos siglos en el lejano país que conocemos con el nombre de Tíbet.

El
sistema educativo del Tíbet tiene como propuesta primordial el cultivar mente y
pensamiento a través de una gran variedad de conocimientos que se catalogan
como
temas menores y que se agrupan en cinco materias que son: drama, composición,
danza, música, y astrología ; existiendo también otra división denominada de
los cinco temas mayores los cuales son: curación, sánscrito, dialéctica,
metafísica y filosofía religiosa, esta última se encuentra cimentada sobre la
ancestral sabiduría India, por lo
que
solía ser una de las materias que contaba con el mayor número de estudiantes
ansiosos de lograr una mayor evolución espiritual.

Esta
filosofía religiosa para su mejor estudio se fracciona en cinco ramas cuyas
definiciones se agrupan en :

1- Prajynanparamita, o perfección de la sabiduría,
2- Mahdyamika, o camino que para evitar los extremos
3- Vinaya o disciplina del control
4- Adhidharma o comprensión de lo intangible y
5- Pramana o la lógica sutil.

Para el aprendizaje de los
elementos antes mencionados la forma que mas se utiliza es la libre discusión
entre chelas (alumnos) y los gurús (guías o maestros).

Un
importante área del saber tibetano que reviste especial interés es la
escritura que se divide en dos formas diferentes, el Auchhen (equivalente a la
escritura llamada de molde), y la U-me (equivalente a la escritura manuscrita)
para que los alumnos la
dominen
el singular método de utilizado es dotar a cada alumno de un cajón lleno de
arena fina en la cual se trazan los signos, primero en gran tamaño para después
irlos disminuyendo, las instalaciones suelen contar con la si-shi–phunsok o
sala de las acciones del deseo.

Cuando
finaliza el entrenamiento de los alumnos se celebra con el mendel-tensum que es
una ofrenda de reconocimiento, homenaje y reverencia, ahí se regalan entre los
asistentes los clásicos chales que como es sabido, entre los tibetanos es el símbolo
de universal de amistad, además al iniciado se le puede obsequiar la imagen de
un Buda que significa la vida eterna, el libro de escrituras que simboliza la
sabiduría, o un chöten,
miniatura que identifica la memoria de las familias y simboliza larga vida.

El recinto se decora con la rueda de oro y la concha blanca, ambos representan
el poder espiritual y se invoca a los yi-dag (seres espirituales que padecen
eterna sed y hambre de saber), se entrega un el cheney (cuenco) que recuerda la
mente, receptáculo del alimento espiritual sano, finalmente se llama al nangso
(guardián interior) y se efectúa la Lhang Thong, meditación de la ilusión y
la semilla.
Que cuando se retraen dejan de crecer, así se concluye con una convivencia
en la cual se bebe droma (hierba dulce que se prepara en infusión) y
khabse (pastelillos de arroz).