Ocultos
en el ropero, regalados por algún parientes que ya no los usa, o bajo la sección
“outlet” de las casa de ropa, los viejos trajes pueden transformase en una
opción económica y muy interesante para renovar su vestuario.
Estas
viejas prendas pueden ser algo obsoletas y estar muy pasadas de moda como para
vestirlas, pero con la ayuda de un buen sastre, podrían convertirse en una muy
interesante opción para aquellos que no se resisten a perder su elegancia, pese
a la crisis por la que se atraviesa.
Pero
según los especialistas, no todos los trajes pueden ser “reciclados”, ya
que aquellos que quedan demasiado grandes son muy difíciles de reducirlos armónicamente,
por lo que el gasto en un buen sastre solo se justifica si la calidad del traje
es muy buena.
Si
lo que se desee es ampliarlo, debe comprobarse que en las costuras quede la
suficiente tela para hacerlo, algo que generalmente no abunda en lo trajes de
confección, pero si en los de medida.
De cualquier manera, lo ideal es que, si
se van a comprar trajes fuera de talle, se opte por uno que quede grande antes
que por otro que quede chico, ya que los primeros son más fáciles de llevar al
tamaño deseado.
Si
nunca volvió a usar ese traje que guarda en el ropero a partir de la quemadura
de cigarrillo que sufrió en una fiesta, o de la abertura de una parte de la
costura mientras estaba bailando, debe saber que estos “problemas”, se
pueden solucionar con un simple zurcido (10 pesos), y que, si la tela lo
permite, estos problemas pueden quedar incluso invisibles.
Actualizando
el corte
Pero si
bien el tamaño es fundamental para vestir un traje adecuado, no menos
importante es el corte del mismo. Para lograr convertir un modelo viejo a uno
que esté a la moda, existen varias posibilidades. Por ejemplo, se puede pasar
de tres a cuatro botones (10 a 35 pesos), o de solapa cruzada a recta (20 a 70
pesos).
En el caso de los botones, también es bueno (y muy económico)
cambiarlo por unos más modernos, o por cierres o velcro (5 a 30 pesos), ya que
por estos pocos pesos se puede dar al traje un aspecto completamente renovado.
En el
caso de que la pieza tenga varios años, es muy posible que se deba cambiar el
forro, uno de las partes menos resistentes de los trajes (30 a 50 pesos).
Incluso las corbatas pueden actualizarse: las más viejas solían tener un ancho
mayor, pero esto puede solucionarse fácilmente, cosiendo los bordes (10 pesos).
Lo mismo
sucede con los sacos, ya que en décadas pasadas solían usarse con hombreras y
solapas mucho más anchas.
Estos detalles también pueden ser modificados
sencillamente: solo debe pedirle al profesional que transforme el cuello en mao
(80 a 90 pesos) o jacquet (45 pesos), e incluso se puede sacar totalmente para
que quede un saco tipo cardigan. También se puede colocar terciopelo en la tapa
del cuello, y en las tapitas de los bosillos (30 pesos ambos trabajos).
Si lo que
se desea es crear botamangas en los pantalones (10 pesos), se debe considerar
que estos tengan más de seis centímetros de tela remanente. También se pueden
angostar las piernas (7 a 15 pesos), sacarles las pinzas, o achicar las caderas.
Y la
lista es interminable: se puede pasar de un saco de mangas largas a uno de tres
cuartos, sacar o cambiar las hombreras, achicar los hombros o desencallarlo para
hacerlo recto (20 pesos).
Como verá,
no existen muchas justificaciones para no estar elegante. Todos tenemos un viejo
traje y unos pesitos para renovarlo, y esa pequeña inversión, puede darnos
muchos frutos a nivel laboral, económico, o sentimental…