La
discriminación laboral
existe. “En la actualidad se margina por todo. Si
una empleada es muy bella se alegará que está distrayendo al personal, si se
tienen tatuajes, la imagen de la empresa perderá seriedad, si se tiene el
cabello azul o si la combinación de colores de la ropa es muy exagerada se
pensará que a esa persona le pasa algo malo dentro de su cabeza.
La imagen estética convencional es importante. Se esté de acuerdo o no, si lo
que se desea es encontrar un puesto laboral, hay que hacer ciertas concesiones
para conseguirlo.
Una vez dentro, con el paso del tiempo y la adquisición de la confianza se
podrán permitir ciertos detalles, pero hay que ser conscientes de esta realidad
que difícilmente se modifique a favor de las minorías”, sostiene la
socióloga española Azucena Romaní.
Mantener esta actitud no significa que haya que renunciar a los valores y
maneras de entender la vida. “Son pequeñas modificaciones que uno debe hacer
en pos de conseguir algo que necesita.
Lo conveniente es ir a una
entrevista de trabajo en traje o vestida con
seriedad y no mostrar todo el cuerpo tatuado, lleno de colores o piercings por
todos lados. Claro que todo dependerá del puesto de trabajo a aspirar.
Más allá de que nadie tenga ningún problema personal con las personas con
tatuajes, para la empresa puede llegar a ser una experiencia incómoda, más
teniendo en cuenta si se deberá trabajar con clientes o gente externa a las
oficinas.
Así como todo el tiempo estamos negociando comportamientos, la imagen
personal es un aspecto más que se puede acomodar con flexibilidad según lo
requiera la situación y el momento sin necesidad de caer en situaciones
negativas”, determina la especialista.
Trabajo para "feos"
1.- Una persona que no sigue los parámetros marcados por la sociedad,
difícilmente se incline por un trabajo convencional, pero en caso de requerirlo,
debe actuar con tolerancia y tacto.
“Si lo que se desea es obtener un puesto de trabajo habrá que hacer lo
posible para encajar en el perfil solicitado, en caso contrario se estará
perdiendo el tiempo. No se trata de imponer el estilo de cada uno ya que vivimos
en sociedad, hay reglas y normas de convivencia que se deben respetar”,
opina la socióloga.
2.- Más allá de la imagen física, la entrevista personal anterior a conseguir un
empleo es decisiva. “Existe también la posibilidad de que la persona se
arriesgue, se descubra tal como es físicamente con sus pendientes, cabellos
largos, rastas, ropa que no se suele utilizar en una primera entrevista y
despliegue todo su encanto cuando abre la boca.
Muchos superiores pueden apreciar la valentía y destacar virtudes que no se
ven a simple vista en el resto de postulantes que encajan en el molde”,
sostiene la profesional.
3.- Todo lo que sea ajeno a la propia identidad cultural despertará miedo.
“En muchos casos, los superiores no tienen el problema sino los propios
compañeros de trabajo.
Si nuestro entorno es muy convencional, la llegada de un integrante
totalmente opuesto cultural y socialmente al resto de los compañeros puede
resultar chocante.
Para mantener un ámbito cordial hay que poder saber qué es lo que estamos
ocasionando en el otro, ver de qué modo se pueden llegar a acuerdos y sobre
todo, no adoptar actitudes que puedan perturbar el trabajo del otro.
Muchas veces, la primera impresión se modifica al conocer a fondo al ser
humano que hay detrás. Hay que ser lo suficientemente abierto y tolerante para
brindarle a la persona la oportunidad de darse a conocer.
Que tenga un aspecto diferente no tiene por qué convertir al individuo en una
persona negativa y llena de defectos”, finaliza diciendo la socióloga.
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