Según la empresa española de
trabajo temporal, Alta Gestión, el 47 por ciento de
los jóvenes madrileños consiguen su primer empleo gracias a los contactos que
poseen.
Los familiares y amigos son quienes ayudan a que puedan insertarse al
mercado
laboral. En muchas ocasiones, el tener un contacto no implica el tener el camino
liberado para hacer lo que se desee sin ningún tipo de control.
Algunos de estos “enchufes”, allanan el primer paso, pero luego hay que hacer
frente a una entrevista o se está bajo un período de prueba que solamente se
podrá superar si se cumplen las expectativas y el aspirante demuestra estar a la
altura del trabajo a desempeñar.
Tarde o temprano, se tendrá que demostrar que se es una persona válida para el
puesto y para demostrar esto, no hay contacto que valga.
Muchas personas no tienen familiares o amigos que puedan abrir las puertas del
tan exigente y estresante mercado de trabajo. La mejor alternativa es la de ir
de a poco creando una red de contactos, personas afines que compartan gustos e
intereses.
No es descabellado ir conformando un grupo de personas para que en el futuro
unas a otras se puedan ayudar. La cooperación es un factor clave para tener
éxito a la hora de conseguir un trabajo sin tener que estar años buscándolo en
soledad.
“Lo cierto es que cuando uno se esfuerza, se ha quemado las pestañas estudiando
y llega el momento de salir a buscar un empleo y éste no aparece, frustra mucho
ver a gente incompetente ocupando cargos solamente por ser hijos de o amigos de.
Aunque es algo que siempre ha pasado, genera mucha impotencia y hace repensar
todo un modelo de educación. Muchos jóvenes dicen que para qué van a estudiar si
tienen la empresa del padre o son amigos de tal o cual persona que les
conseguirá un cargo en el estado o en una oficina.
Es un tema delicado, sobre todo para aquellos que dejan o han dejado tantas
horas de estudio y tantos años de sacrificio para luego no poder insertarse
debidamente por no tener los enchufes necesarios”,
sostiene la Licenciada en Marketing, la argentina Teresa María Guiraldo.
La responsabilidad de la empresa que contrata a una persona es muy grande y no
puede arriesgar la reputación por tener empleados que no hacen su trabajo como
es debido.
“Nada pero para una empresa que tener empleados que han sido impuestos por
amiguismo. Una cosa es recomendar a alguien para un trabajo y que la persona en
cuestión pase por los exámenes y entrevistas debidas para determinar si es apto
para el puesto laboral y otra muy distinta es colocar detrás de un escritorio a
un completo inútil por presiones de arriba ya que luego esta mala incorporación
terminará dañando el nombre de la empresa y será un problema para el
funcionamiento diario”, comenta la licenciada Guiraldo.
Siempre es preferible tener un buen contacto que pueda atenuar lo que significa
buscar arduamente un empleo sin la posibilidad de encontrarlo, pero no por esta
evidente ventaja de contar con un conocido que pueda ayudar hay que dejarse
estar o suspender la formación ya que tarde o temprano, perder la oportunidad
por propia ineficacia es una alternativa y luego será más difícil encontrar a
otra persona que pueda recomendar nuestros servicios.
En caso de encontrarla, nada raro será volver a tropezar con la misma
frustración. La formación y las propias habilidades, más allá de los contactos y
recomendaciones son factores muy importantes a la hora de definir el futuro
laboral.
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