En
el enorme y complejo abanico de
posibilidades
que abarca una empresa para ser
rentable, eficiente y ganar nombre en el mercado, por lo general la preocupación
consiste en mejorar la tecnología, las finanzas, el marketing, la productividad,
etc.., que sin duda son importantes, pero se suele fallar en una de las más
simples, por ejemplo, el reconocimiento.
Nos queda claro que para dar una buena imagen, primero debemos sentirnos bien
con nosotros mismos, esto es tan antiguo como la historia, si no, fijémonos cómo
nos ven en el exterior y que nos está pasando en el país; si no nos respetamos
entre nosotros, no podemos pretender que nos respeten afuera.
Traslado este concepto a la empresa, sucede exactamente lo mismo; mejoremos el
clima organizacional adentro para dar una mejor imagen externa. La falta de
reconocimiento genera disconformidad, resentimientos, rencores y desmotivación.
Cuando un colaborador se esfuerza por hacer bien su trabajo, cumple con lo
esperado y además hace esfuerzos extra, necesita que su superior se lo haga
notar, con un comentario, con una nota, con una atención. Esto no significa un
aumento de sueldo, como suelen pensar muchos, ni tampoco representa una amenaza
para su posición.
Casualmente, en las empresas donde los
sueldos son realmente interesantes pero
se detectan fallas en la conducción, y por lo tanto en el reconocimiento,
observamos a los empleados desalentados, faltos de deseos de colaborar, con lo
que se comprueba que si bien el sueldo tiene importancia, no lo es todo.
De esto se desprende que si la organización comete errores gerenciales en cuanto
a su personal, los problemas que esto acarrea no podrán ser solucionados con una
herramienta fácil, el aumento de sueldo, sino con una mucho más elaborada:
realizando una autoevaluación crítica que toque distintos puntos para rever, y
trabajando en equipo con sus gerentes para mejorar el clima laboral.
Con la falta de reconocimiento se logra que el colaborador que tenía entusiasmo,
decaiga y se ponga a la defensiva, cometa errores, se vuelva incrédulo y piense
que es inútil esforzarse porque nadie lo notará, perjudicándose así la gestión
gerencial.
No es un tema para tomarlo a la ligera porque cuando está involucrada la
empresa, también lo está nuestro prestigio, y si queremos dar una buena imagen
es necesario que prestemos atención a los temas que por parecer simples, nos
dificultan advertir que nos traban nuestro progresos como directivos.
¿Puede recordar cuándo fue la última vez que llamo a su colaborador inmediato,
no para reprenderlo (como sucede habitualmente) sino para destacarle una tarea
bien hecha?
No debe olvidarse de medir la calidad de servicio que se brinda por medio de
indicadores, como el tiempo de un determinado proceso operativo o la cantidad de
fallas en un lote de fabricación.
Una vez más, se destaca el valor protagónico de cada uno de los integrantes del
grupo de tareas, pudiendo así capitalizar todas sus ideas y sugerencias,
aumentando al mismo tiempo la calidad de vida laboral, el sentimiento de
pertenencia a la compañía y elevando su moral, factores que redundarán en un
todo mejor, más rápido y fácil.
Fuente: EP&A