Lo natural es
tener un trabajo que se pueda desarrollar en un horario
determinado y durante todos los días de la semana ese horario se respete. Sin
embargo, hay profesiones en las que es muy habitual hacer un cambio.
De este modo, un mismo trabajador puede el lunes asistir al lugar de empleo por
la mañana, el martes a la madrugada y el miércoles a la tarde. “Esta
modalidad se destaca mucho en trabajos como los call centers donde hay que tener
disponibles a muchos operadores.
Muchos trabajan de noche, otros de mañana y otros de tarde. Así es que van
rotando. No es fácil acostumbrarse a esta manera de trabajar. Si se trabaja de
noche, se tendrá que dormir por la mañana y eso no es natural, pero todo es
cuestión de hábito y de llevarlo de la mejor forma posible”, comenta la
Licenciada en Recursos Humanos, la española Cristina Anoia Roca.
Qué detalles hay que evaluar antes de firmar un contrato de horarios rotativos:
1.- Informarse muy bien sobre los horarios de trabajo y cada cuánto tiempo se
hará el cambio. A fin de evitar sorpresas de último momento, es conveniente
asegurarse de que en el contrato que se entrega por escrito al trabajador, ya
esté estipulada esta organización horaria.
2.- Si el turno de noche se debe cumplir inevitablemente, hay que tener en
cuenta la disponibilidad de transporte. “Las personas muy jóvenes son las que
mejor se adaptan al trabajo rotativo.
Muchos de ellos aceptan un trabajo hasta la una o dos de la madrugada, pero
no tienen en cuenta el tema del transporte ya que a esas horas no suele haber
modo de regresar a casa.
Hay que informarse muy bien y tener preparado un plan B en caso de que los
horarios rotativos no sean los mejores”, recomienda la profesional.
3.- El trabajo en turnos rotativos es ideal para estudiantes que tienen también
horarios muy diversos en la Universidad. Es relativamente sencillo poder
intercambiar horarios con compañeros y así poder trabajar y estudiar a la vez
sin que estas dos acciones sean incompatibles.
4.- No es fácil acostumbrarse al cambio. Los trabajadores pueden experimentar
sobre todo el primer mes, fatiga, cansancio, insomnio y alteraciones
alimentarias. “Las empresas prefieren a gente joven para evitar todos estos
contratiempos. Un joven se adecua más fácilmente a los cambios y hasta les
gusta”, sostiene la especialista.
Cómo evitar los problemas por la
flexibilidad horaria
1.- Aunque no se sienta deseos, respetar todas las comidas. Lo aconsejable es
preparar la comida en la casa y llevarla al lugar de trabajo. Comer a la hora
que se está acostumbrado y no retrasar este hábito.
2.- Durante la noche, la
efectividad laboral desciende. Los empleadores deben
tener en cuenta esta realidad a la hora de medir la productividad de sus
colaboradores.
3.- Las pausas durante el trabajo son importantes y necesarias. Por contrato
debe figurar establecido el derecho del empleado a tener descansos breves, pero
benéficos para la salud y el rendimiento laboral.
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