Quienes
practican esta teoría aseguran que este estado es el ideal ya que se disfruta
plenamente de un período sin trabajo en el que la persona puede dedicarse de
pleno a sí misma y valorar las cosas de la vida que antes parecían no existir.
“Hay que contemplar las diferentes situaciones por las cuales atraviesa una
persona. Quedarse sin trabajo nunca es positivo y en tiempos de crisis es aún
peor.
El trabajador se siente frustrado y deprimido por haber perdido su fuente
laboral. El tener deudas o compromisos económicos es una de las mayores fuentes
de estrés que se generan en una persona que se ha quedado sin empleo y hasta
incluso puede enfermar psíquica y físicamente.
No entiendo esta práctica como
estilo de vida. Sólo aceptaría el concepto si dura unos días hasta que la
persona se recupera de la emoción negativa de la pérdida, como un mecanismo de
defensa, pero nunca como una elección de vida”, asegura la psicóloga
argentina Dolores Martel.
En un
mundo donde cada uno se define por su profesión es muy complejo de imaginar que
haya gente que no se vea arrastrada por este modelo social.
“Explicar largos
baches en un currículum es muy difícil. Salvo que se sea millonario y no se
necesite trabajar para poder vivir, creo que esta teoría no tendrá nunca éxito
ni mucho menos un fundamento en concreto”, continúa reflexionando la
especialista.
Ventajas de quienes están a favor de este pensamiento:
· El
estrés que provocan los problemas laborales disminuyen
· La
rutina de tener que cumplir con una obligación diaria desaparece
· Se
tiene tiempo libre para poder dedicarse a lo que siempre se ha querido
· Se
está en condiciones de poder atender las necesidades de familiares y amigos.
· Es
el momento ideal para disponer de la plena libertad y de encontrarse a sí mismo
· Se
valora mucho más el aspecto humano de la persona
Un buen
fununemployment es aquel que sabe que es una etapa de recuperación en la que la
persona toma los aspectos positivos de no tener un trabajo, pero que sabe que
tendrá que salir de este estado para seguir con su vida.
“El no saber qué
hacer, no tener idea de cuál es la vocación de cada uno a veces lleva a trabajar
de lo que se pueda y esto influye muy negativamente en la persona. Cuando se
renuncia o se es separado del puesto laboral se siente un alivio muy parecido a
la felicidad. Mucha gente se deprime y se hunde, pero mucha otra se dedica a
profundizar sobre lo que puede rescatar de esta experiencia y eso es muy válido”,
sostiene el psicólogo argentino Carlos Raúl Pobleda.
Tal vez
las reglas del mercado laboral sean muy estrictas y exigentes sobre todo con la
gente joven que quiere insertarse en un mercado laboral inestable y cruel.
Sin
tener que llegar al extremo de tomarse un tiempo sabático corriendo el riesgo de
acostumbrarse a una vida cómoda (sobre todo si se es joven y se depende de los
padres), una de las alternativas podría consistir en repensar las estrategias
empresariales para que todos encajen y existe un mayor marco de comprensión
entre las partes.
