Las reacciones ante el llanto de nuestros líderes políticos, héroes deportivos y
otros modelos a seguir pueden variar. Algunos dicen que es vergonzoso y lo
consideran un signo de inestabilidad emocional o debilidad.
Otros dicen que es algo positivo, ya que demuestra pasión, sensibilidad y
autenticidad, todas características importantes para los líderes de hoy en día.
Y otros acusan a algunos personajes públicos de recurrir a las "lágrimas de
cocodrilo", como una forma de manipular o como una especie de chantaje
emocional.
Sin importar cuál sea su opinión con respecto al llanto, como gerente, si aún no
le ha pasado, en algún momento tendrá que lidiar con el llanto de un empleado.
La vieja regla de oro era "no hay lugar para las emociones en el trabajo (o en
el baseball); lo importante son los hechos, sólo los hechos".
Los gerentes, cuando se encuentran ante el llanto de un empleado, suelen
alejarse por temor o hacer algo estúpido o insensible, o ambas cosas juntas.
Entonces, ¿qué debe hacer un gerente cuando se enfrenta al llanto de un
empleado? Si bien no hay consenso acerca de las políticas a adoptar, hay algunos
consejos que pueden resultarle útiles:
1. No tiene que ver con el carácter, se trata de la ciencia
Según los especialistas, las mujeres adultas lloran con una frecuencia cuatro
veces mayor que los hombres. Pero tiene menos que ver con la debilidad o con la
sensibilidad que con la biología.
Los conductos lagrimales de las mujeres y los de los hombres son anatómicamente
diferentes.
Las mujeres también tienen mayores niveles de la hormona prolactina, que
promueve la lactancia y, según sostienen algunos especialistas, está asociada
con una mayor tendencia al llanto.
Los niveles de prolactina también se elevan cuando una mujer está menstruando,
está embarazada o ha dado a luz recientemente.
Del mismo modo, la testosterona (una hormona que presenta mayores
concentraciones en los hombres) está asociada con una menor tendencia al llanto.
Cada persona tiene diferentes niveles de prolactina y testosterona, por lo que
algunas personas son más propensas a llorar que otras.
Así que, como gerentes, tenemos que dejar de lado los estereotipos y los
prejuicios sobre el llanto y reconocerlo como lo que es: una reacción química.
2. Tenga una caja de pañuelos descartables en su escritorio en todo momento
Si bien esto puede parecer obvio para algunos, más de la mitad de las oficinas
de los gerentes carecen de este elemento indispensable.
En cualquier caso, cuando tenga que lidiar con las lágrimas, acercarle
suavemente al otro una caja de pañuelos descartables es una buena manera de
romper la tensión, mostrar un poco de sensibilidad y ofrecer una solución
práctica para sonarse la nariz y evitar que se corra el rimel.
Por cierto, no es apropiado que un gerente le ofrezca un abrazo a un empleado.
Llorar no es una invitación para ponerse íntimos en el trabajo.
3. Ofrézcale un tiempo para que el empleado recupere la compostura
Aunque llorar en el trabajo puede ser algo común, aceptable y biológico, sigue
siendo algo incómodo y embarazoso para el empleado.
Preguntar "¿estás bien?", o hacer algún comentario al respecto, podría empeorar
las cosas. El empleado probablemente apreciará la oportunidad de recomponerse y
retomar la discusión en una hora. Si usted comienza a tomar agua cuando siente
que sus ojos comienzan a humedecerse, evitará el llanto.
4. Evite la "pecera"
Si sabe de antemano que la discusión será sensible y que el empleado es propenso
a llorar, mantenga la conversación en un lugar privado.
Si usted no tiene una oficina propia o si su oficina tiene ventanas de cristal,
solicite una sala de conferencias. Llorar delante del jefe es lo suficientemente
vergonzoso, y más aún teniendo a todos sus compañeros de trabajo de testigos.
5. No deje que el llanto sea una excusa para evitar tratar el tema o para
reducir el nivel laboral
Sí, darle al empleado un tiempo para que se recomponga es una buena idea, pero
no debe ser una espera permanente. Establezca un momento para retomar la charla
y continúe desde donde la dejó.
6. Tenga en cuenta que los llantos repentinos y frecuentes pueden ser un síntoma
de problemas mayores, ya sea laborales o personales
Sin duda me preocuparía si muchos de mis empleados lloraran en el trabajo – eso
sólo podría ser una señal de que hay un problema en el ambiente de trabajo.
Además, resulta imposible separar nuestra vida personal de nuestra vida laboral.
Si bien no forma parte de su trabajo el resolver los problemas personales de sus
empleados, como líder, usted debe ser comprensivo y tolerante.
7. Ofrezca ayuda si los llantos son "inapropiados"
No importa qué tan "normal" pueda ser llorar en el trabajo hoy en día, todavía
existen situaciones en las que podría tener un impacto en el rendimiento laboral
o estar limitando la carrera del empleado.
Llorar como una reacción a los comentarios sobre el desempeño en el trabajo,
perder la compostura en una reunión, o mostrar una incapacidad para lidiar con
los conflicto son situaciones que no pueden pasarse por alto.
Su empleado podría necesitar su ayuda para lidiar con este asunto, buscando
formas más aceptables para hacerle frente a sus emociones.
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