Te mostraré unas pequeñas claves que te van a ayudar a lograrlo. Te las presento en tres tips, que te aconsejo que sigas lo más fielmente posible ya que si no, es muy fácil empezar a robarle tiempo a la familia y que los momentos con ellos no sean de la calidad necesaria, a la vez que perdemos eficiencia en el trabajo, con lo cual cada vez necesitamos más tiempo.
1.- Delegar, delegar, delegar
Delega en todo, delega en tu familia y delega en tus equipos. No eres una superwoman ni tienes porque ser la sirvienta de todos.
En casa procura que cada uno se ocupe de ciertas cosas, incluso puedes organizar turnos, para que todos sepan hacer de todo.
En el trabajo lo mismo, no se va a hundir la empresa si no supervisas todo. De hecho contar con un equipo bien entrenado para afrontar imprevistos, puede ser un gran desahogo para ti. Pasa lo mismo que en casa, si todos los componentes de tu familia rotan en su tareas, todos sabrán hacer todo.
2.- Pon tú los límites para cada cosa
Al igual que tienes tu filosofía de empresa y las normas que hay que cumplir, ponte unas normas en cuanto al límite de tu tiempo.
Define cuanto tiempo le puedes dar a tu negocio y cuanto a tu familia e incluso puedes tener otro límite para posibles imprevistos en ambos campos y síguelo con firmeza.
3.- Vive el presente
Esto es muy importante, tanto en el trabajo como en la familia.
Si en tu negocio estás en el presente tendrás más concentración que te permitirá mayor efectividad y rapidez.
En la familia, si disfrutas de esos momentos que tienes con tus seres queridos sin estar pendiente de lo que dejaste en el trabajo, esos momentos serán de mayor calidad, lo cual favorecerá que tu familia respete mucho más las ausencias causadas por tu trabajo.
El seguir estos tres puntos me ha permitido conseguir ese equilibrio entre familia y profesión, mis familiares no se sienten desatendidos y soy cada día más eficiente en mi trabajo, por lo que no necesito dedicarle más tiempo.
Por Ana Zabaleta
www.coachdelaempresaria.com
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