Como sabemos, el mercado
actual está caracterizado por una gran oferta pero una baja demanda. Prueba de
esto son los altos índices de desocupación en todo el mundo, que se agudizan en
el caso de Latinoamérica, donde las cifras no bajan de los dos dígitos.
Sin embargo, existe un
rubro en el que la demanda supera con creces la oferta: los
cargos ejecutivos.
Tradicionalmente, estos eran ocupados mediante la promoción del personal con más
años en la empresa, el clásico ascenso vertical, en el que alguien empezaba como
cadete y terminaba como gerente general.
Sin embargo, un mercado cada vez más
inestable y competitivo, ha obligado a las empresas a directivos que poseen
amplios conocimientos de diversas materias, como marketing, informática, inglés,
liderazgo, etc.
Aquellos puestos de
trabajo que en el mercado se denominan vacantes 1 y 2 (y en algunos casos la
3), son altamente demandados por las empresas, y en algunos casos les tarda años
poder conseguirlos.
Como su búsqueda es tan
minuciosa, estas compañías no las efectúan por si mismas, sino que contratan a
“headhunters”,
o cazadores de talentos.
¿Quiénes son estas personas?
Se trata de profesionales
que se especializan en la búsqueda de
personal
altamente calificado, para lo
cual poseen amplios conocimientos del mercado laboral, cuentan con una amplia
base de datos de personal, y una extensa serie de contactos.
Por supuesto que estos
profesionales no sólo ponen un ojo en el personal buscado, sino que también
tiene muy en cuanta los ofrecimientos de la empresa.
De esta forma, el
headhunter le pedirá a la compañía que, para la búsqueda de determinado
profesional, ofrezca un mínimo de incentivos, como un buen sueldo,
posibilidades de crecimiento, buen ambiente laboral, contactos internacionales,
etc.
En definitiva, este
cazador de talentos actúa como un nexo entre ambas partes, tratando de encontrar
a la persona más indicada, para el cargo más indicado de la empresa más indicada.
Por este trabajo, puede llegar a cobrar hasta un 20 por ciento del sueldo anual
del empleado en cuestión, aunque debe también ser responsables de reponer al
profesional, gratuitamente, en el caso de que durante un año éste no haya
demostrado las características buscadas; y, por supuesto, ofrecer una garantía
de absoluta confidencialidad sobre todas las cuestiones relacionadas con el
conocimiento que posee de la compañía (y del empleado).
Las características que
definen a un buen
headhunter, son, en primer lugar, tener un gran poder de
convocatoria, ser un buen negociador, -es decir poder lograr ciertas concesiones
por parte de la empresa y del empleado-, y conocer en profundidad la cultura y
filosofía de la compañía.
En segundo término, debería tener mucha audacia para
investigar y sondear las posibles situaciones que se presenten entre la empresa
y los candidatos, y, por último, poseer un vasto conocimiento de todo el mercado
laboral.
Lo más frecuente, es que
la persona buscada ya esté trabajando. De hecho, sería altamente improbable que
un ejecutivo que posee tantas cualidades, se encuentre desocupado.
Por lo tanto,
el headhunter suele comunicarse con él para “sentarse a tomar un café”, momento
en el que hará una primera evaluación al tiempo que le comentará sobre el nuevo
trabajo.
Si ambas partes se ponen de acuerdo, el ejecutivo será presentado a la
empresa, aunque esto suele ser bastante difícil, puesto que este tipo de
profesionales suele estar muy cómodo en el lugar en el que se encuentran.
En determinados casos, la
búsqueda se realiza en la universidad, pero esto es poco frecuente, puesto que
los estudiantes y recién egresados no poseen aún la experiencia necesaria como
para trabajar en puestos jerárquicos. Sin embargo, durante los últimos años ha
crecido la demandad de “juniors”, es decir jóvenes profesionales que las
empresas desean “moldear” a su forma.
Para esto, el headhunter
mantiene un amplio contacto con los rectores y docentes de las instituciones
educativas, puesto que no basta con saber el promedio de los egresados, sino que
además se debe conocer la personalidad de los mismos. Por otra parte, no se
suele encontrar gente adulta que sea experta en sistemas, telecomunicaciones, e
informática.
Pero los verdaderos
headhunters, son aquellos que logran ubicar al mejor profesional en la materia,
al tiempo que lo convencen de que abandone su cómodo puesto.
Al igual que con
los futbolistas, que pasan de club en club por cifras astronómicas, los
ejecutivos conocen perfectamente su valor, y difícilmente se dejen tentar por
ofrecimientos que no sean verdaderamente irresistibles, por lo que la tarea de
estos cazadores de talentos es verdaderamente muy dificultosa.
Por eso mismo, pocas
veces vemos avisos clasificados que busquen personal altamente calificado. Y
cuando se encuentran, se debe dudar mucho: es posible que las empresas lo
utilicen para evaluar el mercado o descubrir la situación en la que se
encuentran sus propios empleados, o que sean los mismos headhunters quienes
deseen ampliar su base de datos y conocer más sobre las diferentes alternativas
laborales que hoy en día se ofrecen.
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