Por más que lo que más desee el alumno sea cambiar de carrera universitaria, no
es una decisión fácil de tomar. El dinero invertido, generalmente por los
padres, el tiempo y el sacrificio que ha involucrado no solamente al estudiante
sino toda la familia, crean dudas sobre el camino a elegir.
Si se parte de la idea de que es mejor que cada uno estudie aquello que desea,
no habrá mucho más que hacer y aceptar la decisión final, pero muchas veces,
este inconveniente que surge en el momento menos indicado puede evitarse si el
joven analiza los siguientes aspectos:
1.- Cuáles son realmente mis valores y lo que deseo para mi futuro. “A simple
vista puede resultar una pregunta muy profunda que no se adapta a la edad
adolescente. Sin embargo, es conveniente empezar una carrera cuando se está
seguro de aquello que se desea emprender.
De nada sirve la presión de los padres para que el hijo se apunte en una
universidad si no existe la pasión o la necesidad necesarias para enfrentar
tantos años de carrera.
A la larga lo que suele ocurrir es que el joven comienza y abandona
diferentes opciones lo que crea frustración, desgano y una pérdida evidente de
dinero”, sostiene la psicopedagoga y orientadora vocacional, la Licenciada
española Sagrario Marchesi.
2.- Cuáles son mis capacidades reales. Este es un momento difícil de asumir,
pero demasiado importante como para dejarlo pasar. “A nadie le gusta
enfrentarse con los propios defectos o limitaciones.
Es conveniente no exigirse más de lo que se puede ofrecer y hacer una
elección coherente. Lo mejor es poder mantener un equilibrio entre lo que se
desea y aquello para lo que uno es bueno”, define la profesional.
3.- Si luego de estos consejos, el estudiante decide que quiere de todos modos
cambiarse de profesión, hay que evaluar muy bien los costos y los beneficios del
cambio. “¿Hay materias que pueden ser convalidadas?
¿Se tendrán las mismas asignaturas que ya se han tenido y para las que no
tenemos aptitud? Y lo más importante por averiguar es ¿por qué motivo me quiero
cambiar de carrera? ¿Es porque se ha descubierto una nueva vocación o
simplemente lo que se desea es esquivar aquellas asignaturas que revisten
complejidad? “, destaca la experta.
Es importante que los padres ayuden a los hijos que están pasando por este
proceso a desentrañar la compleja maraña de sensaciones y temores ya que es
necesario identificar si este cambio que se desea corresponde a una etapa de
miedo porque no se están obteniendo buenas calificaciones o si realmente se
desea centrar la energía en otra carrera diferente.
4.- Los padres deben apoyar al estudiante e intentar no reprochar. Hay que
ayudarlos a ver otras opciones y encontrar los beneficios que traería un nuevo
estudio.
Es importante acompañarlos y averiguar sobre otras universidades, cuál es el
costo de los créditos de las asignaturas, si los establecimientos educativos
ofrecen becas o ayudas y no dejar que ellos solos se encarguen de recoger toda
la información.
“Se sabe de antemano sobre los sacrificios que deben hacer la mayoría de las
familias para pagarle la universidad a un hijo para que luego éste quiera
arrojar todo el esfuerzo por la borda, pero hay que saber que éste no lo hace a
propósito y lo que está en juego es el futuro de este individuo que solamente
está intentando encontrar su lugar en un mundo profesional cada vez más complejo
y hermético”, finaliza diciendo la Licenciada Marchesi.
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