¿Cómo NO ser un empre-esclavo?

¿Eres el dueño de tu compañía, pero tiene menos libertad que tus empleados? ¿Te has convertido en prisionero de tu propio negocio? Es hora de cambia ese estado…

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Frente a la
pregunta “¿por qué razón empezó su negocio?” ,
las respuestas suelen ser muy variadas.

Entre lo más
habitual, la gente responde: "quiero darle un mejor futuro a mi familia",
"quiero comprar una casa", "quiero pasar más tiempo con mis hijos" o "quiero
ganar más dinero".

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Todas estas razones tienen algo en común: libertad.

Lo que muchas veces sucede es que en la alocada carrera de los inicios de un
negocio, al tratar de aumentar las ventas, darle un buen servicio al cliente y
mantener el control de las actividades, esa búsqueda de libertad se va esfumando
y el empresario termina convirtiéndose en esclavo de su propio emprendimiento.


Esto se vuelve un círculo vicioso: no tengo libertad porque tengo que trabajar y
tengo que trabajar para obtener libertad.

Son cuatro las características que diferencian a
un empresario de un "empre-esclavo". Ponte a prueba, estas son las distintas
maneras en las que ambos piensan:

1.Empre-esclavo: "nadie hará el trabajo mejor
que yo"

Empresario: "crearé un equipo de personas que
sean mejores que yo o que tengan el potencial para serlo"

2.Empre-esclavo: "tengo que hacer el trabajo por
mi propia cuenta"

Empresario: "solamente me comprometo a realizar
proyectos que puedo delegar y supervisar"

3.Empre-esclavo: "no puedo confiar en las
habilidades de otras personas"

Empresario: "confío plenamente en mi equipo, los
motivo y los entreno constantemente para que sean mejores"

4.Empre-esclavo: "mi negocio me está volviendo
loco, ¡no tengo tiempo para mi familia!"

Empresario: "primero me aseguro de dedicar
tiempo de calidad a mis seres queridos; si yo estoy bien, mi negocio estará
bien"