Si, no cabe ninguna duda que el mundo, el planeta en su conjunto está convulso.
No hace falta más que observar el enfado de la “pachamama” como denominaban los
antiguos indígenas a la “madre tierra”… Haití… Chile… devastador.
Pero, no hablamos exclusivamente de desastres naturales, que si bien se suceden
sin pausa, ponen de manifiesto la inestabilidad por la que los seres humanos
estamos transitando.
La
crisis económica, la crisis global del siglo XXI que nos acompaña desde hace
más de dos años y que no tiene –aparentemente- ninguna intención de
abandonarnos, ha puesto sobre el tapete la necesidad de retomar, ¿ retomar?…
no, quizá esa no es la expresión adecuada, aprender, si mejor, aprender a
establecer un nuevo “orden social”.
Los sistemas capitalistas, el neoliberalismo y el libre mercado, se han
transformado en conceptos fuertemente vinculados a la
especulación, la falta de
transparencia y el enriquecimiento a costa de los más débiles y,
definitivamente, tanto la crisis global como la inestabilidad de los desastres
naturales, nos ponen delante de una realidad que debemos asumir: Hay que
cambiar.
El emprendimiento, la autosuficiencia, la libertad financiera, se transforman en
conceptos equivalentes al “dorado” se persiguen, se buscan, se anhelan pero…
¿cómo se logra? Empecemos por el principio.
Qué es una crisis
Las crisis económicas se consideran vigentes tras un semestre en el que las
economías presentan reducciones en sus variables
macroeconómicas.
En términos laborales, la falta de liquidez provoca una caída de las ventas, la
imposibilidad de acceder al crédito y por lo tanto de continuar con la
producción, destrucción de empleo y desproporción entre los ingresos y los
gastos, tanto a nivel familiar,
como a nivel país.
En este caso que nos ocupa, adicionalmente, nos enfrentamos con otras realidades
que determinan también las premisas básicas por las que debe guiarse el nuevo
orden social y, sobre todo, el nuevo modelo productivo; el cambio climático y la
necesidad de optimizar los recursos existentes, unido a la –ya imparable-
globalización, son claves para lograr los objetivos perseguidos.
Generación de ingresos
Es fundamental comenzar desde los más sencillos, recordamos que la consecución
de sub objetivos parciales, es el camino más seguro hacia el éxito.
Las redes sociales e Internet en su conjunto, se han convertido en herramientas
poderosas optimización, innovación y promoción de productos y servicios.
Adicionalmente y, en este contexto, es muy importante determinar o volver a
evaluar la utilidad de los productos o servicios que usted puede ofrecer.
El establecimiento de alianzas estratégicas e intercambio de utilidades, es una
de las mejores fórmulas para trabajar en conjunto con su competencia y lograr,
de esta forma un valor añadido.
La comunicación con sus clientes, es otro punto clave, la generación de sinergia
se transforma en el canal más válido para la optimización de su actividad y el
aprovechamiento de las oportunidades inmersas en las crisis.
Analice su producto y utilice los medios a su alcance para promocionarlos, así
por ejemplo si usted tiene una empresa que presta servicios de redacción de
contenidos digitales, puede establecer una alianza con el
sector turístico online, con el
sector financiero o con aquellas empresas dedicadas al marketing y el
emprendimiento.
Esté atento, esto significa que, en un momento como el actual, estar alerta de
todas las oportunidades que puedan generarse, incrementará la posibilidad de
sobrevivir a la crisis y, adicionalmente, dar un cambio de rumbo a su actividad,
a través del nuevo entorno en el que se desarrollan hoy, los negocios.
FODA y Redes Sociales
En términos de emprendimiento, no deja de sorprender la paradoja que relaciona
el clásico análisis FODA –fortaleza, oportunidad, debilidad y amenaza- con la
expansión imparable de las redes sociales.
Utilice las redes sociales como oportunidad inmersa en este ciclo, son gratuitas
y contemplan un fuerte poder de transmisión y promoción, sea cual sea su
actividad.
Tenga muy claros sus “No”
En un momento como el actual, es importante tener presente qué es lo que no se
debe hacer si está iniciando una actividad emprendedora.
No puede permitirse procrastinar: La procrastinación supone una pérdida de
oportunidades, desestabiliza sus funciones y le lleva a situaciones negativas.
Nunca disminuya la calidad de su servicio
Nunca se mantenga al margen de los medios, la tecnología y las Redes Sociales.
No caiga en la autocomplacencia
No comience sin establecer una estrategia y un método de trabajo, así como sin
analizar cuales son sus objetivos, qué hace la competencia y cómo puede si es
que no lo tiene- aprovechar las alianzas para generar un valor añadido.
No deje de formarse y pida siempre ayuda cuando lo necesite.
Conclusiones
Todos los sectores, turístico, financiero, servicios, etc.… están hoy en la red,
la mejor forma de comenzar es formándose, determine cual es área en la que se
desenvuelve mejor y láncese a averiguar cómo ha evolucionado su conocimiento en
el entorno 2.0.
Todos somos capaces de emprender, la crisis puede superarse, valores como la
constancia, el compromiso, la palabra y el trabajo basado en la transparencia,
la ética y la prestación de bienes y/o servicios eficientes, son sin duda, las
claves del nuevo modelo productivo.
Por Carolina
Velasco
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