Imaginar el futuro, actuar en base a ello y ser eficaz., esa es la verdadera
inteligencia. Es una inteligencia mucho más compleja que un simple coeficiente
intelectual.
No por ser compleja, debe ser rechazada. Debemos afrontar el desafío y tomarlo
como premisa para desarrollar nuestra idea. Para guiarnos debemos partir de 2
bases:
1. El éxito de nuestra compañía reside en predecir el futuro y acertar
2. No somos buenos prediciendo. Por más estudios de mercado que hayamos hecho,
al momento de lanzar el producto notamos las fallas. Los encargados de hacernos
ver que nuestras predicciones no han sido tan acertadas como pensábamos van a
ser los propios clientes.
El primer paso para no dar marcha atrás, es aceptar que erraremos en nuestras
predicciones. Los emprendedores son sobrevivientes por naturaleza. Deben
sobrepasar obstáculos e imprevistos constantemente.
Lo siguiente será pensar en el futuro cercano, no gastes tu tiempo en predecir
siquiera el mediano plazo.
La mayoría de las grandes empresas no triunfaron repentinamente. Por lo general,
han fracasado en un primer momento y se fueron adaptando hasta dar en el momento
justo con las necesidades justas del mercado.