Antes de empezar con
los ejercicios, deben tener presente algunas cuestiones previas.
• Se debe inspirar el
aire lentamente por la nariz, de esta manera las partículas de polvo pueden
quedarse fácilmente retenidas en los pelillos de la nariz.
• Cuando note que el
aire ha llegado hasta el abdomen, suelte lo. Hágalo despacio, entreabriendo
ligeramente los labios para el cuerpo que el aire salga cómodamente.
• Haga sus ejercicios
al aire libre o con las ventanas abiertas.
• Realice los
ejercicios regularmente y comprobará que, poco a poco, la respiración se irá
volviendo más profunda sin tener que esforzarse para ello.
• Empiece con los
ejercicios lentamente. Escoja dos o tres ejercicios que para empezar, deberá
repetir dos veces, y que irá aumentando hasta llegar a cinco veces.
• Procure relajarse
unos minutos al terminar los ejercicios y observe su respiración.
Ejercicios de respiración para hacer de pie
En la realización de
estos ejercicios es muy importante mantener una posición correcta. Póngase en la
posición que acostumbra sin forzar su cuerpo. Colóquese ante un espejo.
• Intente comprobar de
qué manera sus pies toman contacto con el suelo -uniformemente, con toda la
planta o más bien con las puntas, los bordes exteriores o el talón.
Procure dejar caer su
peso alternativamente sobre las puntas, el talón y los bordes exteriores, este
ejercicio no sólo favorece el riego sanguíneo sino que, además, le permitirá
encontrar enseguida la posición más idónea.
• y sus rodillas …
¿están tensas?, ¿sufre calambres o por el contrario se mueven con soltura?
Presione lentamente con los dedos sobre cada una de sus rodillas y suéltalas
mientras intenta mover ligeramente las articulaciones. De esta forma no sólo se
activarán las articulaciones de las rodillas sino también las articulaciones
tibio-tarsianas y las de las caderas.
• ¿Y su espalda? Tiene
una columna vertebral recta que se mueve libremente o está ligeramente inclinada
hacia la pelvis?
Contraiga los músculos de la región de la pelvis y de las caderas con fuerza y
vuelva a distenderlos lentamente. Repita estas contracciones y distensiones
varias veces, enseguida notará como la tensión y la distensión le proporciona
una agradable sensación de descanso.
Cuál
es la posición de sus hombros y su espalda.
• Sus hombros descansan
firmemente sobre la columna vertebral? ¿Tienden a inclinarse hacia delante
impidiendo la expansión de la cavidad torácica y respiratoria? ¿Se mueven sus
brazos libremente?
Levante los brazos por
encima de la cabeza, estirándose todo lo que pueda. Abra y cierre sus manos de
acuerdo a estos movimientos, como si fuera usted una manzana que lentamente va
cayéndose del árbol.
Mire hacia sus manos. Lleve otra vez los brazos hacia al
cuerpo, agítelos ligeramente o déjelos balancearse. Con ello sus hombros y la
parte superior de su cuerpo se calentará y podrá moverse más fácilmente.
Mediante este «control
de la posición», que se debe realizar siempre antes de empezar los ejercicios,
usted establece contacto con el cuerpo, mientras se relaja y se activa todo su
sistema muscular.
• Primer ejercicio:
Colóquese de pie con
las piernas ligeramente abiertas y mantenga la cabeza suelta, los brazos caídos
y relajados a ambas partes del cuerpo. Póngase de puntillas sin moverse de sitio
(véase la página 38) y respire profundamente hasta notar que el aire llega hasta
la cavidad abdominal.
Al expulsar el aire vuelva lentamente a la posición
inicial. Cuando haya realizado este ejercicio varias veces, advertirá que el
movimiento y la respiración van al mismo ritmo.
• Segundo ejercicio:
Póngase derecho, con
las piernas juntas procurando que las plantas de sus pies se apoyen por completo
en el suelo. Levante la pierna derecha hacia delante todo lo que pueda, a medida
que el aire penetre en sus pulmones. Suelte el aire lentamente al colocar de
nuevo la pierna en la posición inicial. Vuelva a repetir este ejercicio con la
otra pierna y controle la
respiración.
• Tercer ejercicio:
Separe lentamente las
piernas procurando que sus rodillas estén sueltas y relajadas. Levante los
brazos lentamente por encima de la cabeza y respire profundamente. Al bajar los
brazos, suelte el aire. Puede repetir este ejercicio tantas veces como crea
conveniente.
Ejercicio de
respiración de pie: Déjese elevar al ritmo de la inspiración del aire que debe
penetrar en la cavidad torácica y abdominal, sintiéndose más ligero y relajado.
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