Una enfermedad que no se cura y que requiere medicación de por vida. Sin embargo, la mitad de los hipertensos ignoran que padecen la enfermedad y entre los que saben, sólo unos cuantos se controlan.

Las
enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en muchos países.
A pesar del gran avance realizado en los últimos años en el diagnóstico y el
tratamiento de la hipertensión arterial, la situación no parece mejorar; por
el contrario, todo hace pensar en que estaría empeorando.

Al
final del milenio somos testigos de una nueva epidemia, la cardiovascular, que,
como consecuencia del aumento del
sedentarismo, el incremento del sobrepeso y el
hábito de fumar, podría aumentar la mortalidad cardiovascular en los próximos
veinte años.

Si
no es tratada correctamente, la hipertensión arterial puede evolucionar hacia
un accidente cerebro vascular, enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca e insuficiencia renal. Por eso, es fundamental su diagnóstico precoz.

El
tratamiento actual demostró un gran beneficio en los pacientes
hipertensos que
lo cumplen. Lamentablemente la mitad de los hipertensos ignora que padece esta
enfermedad, y entre los que lo saben, sólo un pequeño porcentaje tiene su
presión arterial tratada y controlada.

Esto obedece a muchas causas, entre
ellas, se destacan: la falta de programas nacionales que informen a la población
sobre la importancia de la detección temprana y el correcto tratamiento que
existe en la actualidad; la creencia por parte de la población de que la
hipertensión arterial es más un estado de ánimo (presión nerviosa) que una
enfermedad crónica; y el temor por parte de los pacientes de tomar un
medicamento de por vida por los efectos adversos que pudiesen provocar.

Se
ignora que, en la actualidad, los fármacos son muy seguros y prácticamente no
tienen efectos adversos. Si éstos aparecen, son en general, de grado leve y el
medicamento puede ser cambiado por otro.

Es
interesante remarcar las preguntas más frecuentes que se escuchan en el
consultorio, con las respuestas que solemos dar:


“Mi presión está loca”


La variación de la presión es un fenómeno normal. Varía durante las horas
del día y de la noche y con múltiples situaciones cotidianas.

– “Mi presión es
nerviosa”

Es el mito más frecuente. Los pacientes con hipertensión tienen una
respuesta exagerada a situaciones de stress, pero ya tienen la enfermedad.

– “Es normal la
presión en personas mayores de sesenta y cinco años”


Esto no es así. La hipertensión arterial sistólica debe ser considerada una
enfermedad y tratada.

– “No tomé la
pastilla para ver que presión tengo”


Su médico ya sabe que usted tiene hipertensión. El objetivo de la consulta es
saber si su presión está controlada con la medicación que le indicó.

– “¿El
tratamiento es para toda la vida?”

– Sí,
ésta es una enfermedad crónica que no se cura, por lo que requiere medicación
de por vida.

Hasta
aquí, aclaramos la importancia patológica de esta enfermedad y su incidencia
en nuestra sociedad. Continuaremos en próximas notas con el tema y sobre las
preguntas más frecuentes que se suelen dar.

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