El yoga
es un componente clave para llevar un estilo de vida equilibrado. De
acuerdo con B.K.S Iyengar en La luz del Yoga:
“El yoga no es para quien come en demasía, ni para el que se mata de hambre. No
es para el que duerme demasiado, ni para quien permanece siempre en vela.
Por la
moderación en la comida y el reposo, por la regulación del trabajo y la
concordancia entre el sueño y la vigilia, el Yoga destruye todo dolor y toda
aflicción”.
Según mi experiencia, es muy beneficioso practicar yoga cada día. Sin embargo,
hay días que no tenemos tiempo para hacer la práctica completa, o simplemente tu
cuerpo te pide hacer menos.
En momentos como esos, estas 4
posturas te podrán
ayudar a aliviar la energía congestionada, cultivar la calma y estimular el
fuego interno (agni) de tu cuerpo.
1. Uttanasana o Flexión de pie hacia delante
Comienza levantando los brazos por encima de la cabeza, y luego gira tu cuerpo
hacia delante, desde la cadera, flexionando las rodillas de forma que te sientas
cómodo en la postura, sin forzar los isquiotibiales o la parte baja de la
espalda.
El objetivo de esta postura en esta secuencia no es obtener un
estiramiento máximo, sino más bien obtener los beneficios del flujo de sangre al
cerebro para disfrutar de los efectos relajantes de esta posición de yoga.
Sujeta los codos con las manos opuestas, y permanece en Uttanasana durante unas
5-8 respiraciones largas y profundas.
2. Postura de la plancha
Como si estuvieras haciendo el Saludo al Sol, pon las manos en el suelo al ancho
de tus caderas, y pasa el pie derecho hacia detrás con un paso largo, y luego el
pie izquierdo, de forma que quedes en la postura de la plancha.
Asegúrate que
tus manos están bien alineadas y que los dedos índices están paralelos.
Lleva los hombros hacia abajo, activa tu abdomen y mantén tus muslos fuertes.
Permanece en la postura por dos minutos si puedes, o durante 10 respiraciones
largas.
Esta postura trabaja todo el cuerpo y estimula la fuerza de la mente.
Pasa a la postura de El perro hacia abajo antes de entrar en la siguiente
postura.
3. Navasana o El barco
Desde la postura anterior, El perro hacia abajo, lleva tu pie derecho hacia
delante, luego el izquierdo, volviendo a Uttanasana. Flexiona las rodillas hasta
que quedes sentado en el suelo.
Estira las piernas y mantén la espalda recta.
Levanta las piernas en un ángulo de 60º y desciende tu tronco en unos 30º. A la
vez, levanta los brazos a la altura de los hombros y extiéndelos hacia delante.
Si no puedes dejar las piernas rectas, dóblalas. Puedes estar en esta postura un
minuto, o durante 8 respiraciones largas.
4. Postura de Balasana o El niño
Vuelve a apoyar los pies en el suelo y ponte de rodillas, apoyando luego el
coxis entre las piernas y la parte frontal de tu cuerpo sobre tus muslos en la
postura de El niño.
Las manos pueden estar delante de ti, o al lado de tu
cuerpo, lo que sea más relajante para ti. Esta postura le da un masaje a los
órganos internos, y le da calma al cerebro, ayudando a aliviar el estrés y la
fatiga.
Permanece en la postura de El niño durante 10 largas respiraciones.
Al terminar, levanta lentamente tu cuerpo y sentado en una posición cómoda, pon
una mano sobre el corazón y la otra sobre el vientre. Termina tu práctica con la
intención del día y un momento de gratitud.
Estas 4 posturas, cuando las realizas con las respiraciones largas y profundas,
son suficientes para estimular tu digestión, tu circulación, y el calor en el
cuerpo para darte una sensación de calma y bienestar que permanecerá contigo
durante el resto del día.
Por Naylín Núñez
Yogaesmas.com
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