Científicos de la Universidad de Georgia, llevaron a cabo un estudio en el que comprobaron que las mujeres que realizaban una mayor actividad física tenían mejor respuesta cardíaca ante pruebas de estrés, mientras que aquellas que tenían un estilo de vida más sedentario, evidenciaban niveles más bajos.
Las
mujeres más activas
también enviaban un volumen de sangre más bajo por cada latido, de modo tal que su presión arterial y el flujo sanguíneo proveniente del corazón se mantenían constantes.
En el estudio, se examinaron las respuestas de la presión arterial de 26 hombres y mujeres con presión arterial normal, pero diferentes niveles de aptitud física, ante estímulos de estrés activos y pasivos.
Los niveles de aptitud física, fueron determinados midiendo el consumo de oxígeno de cada persona mientras se ejercitaba en una bicicleta mecánica de ejercicio. Luego, se les dio a los participantes tres diferentes tareas, todas ellas tensionantes.
La primera, tenía que ver con una tarea aritmética, la segunda, con sumergir una de sus manos en un recipiente con agua helada durante dos minutos, y la tercera, con mantener durante el mismo lapso una bolsa de hielo sobre sus frentes.
Al comparar las respuesta de todos los participantes, se observó que las personas con mayor aptitud física, tenían un mayor aumento de la frecuencia cardíaca durante la tarea aritmética, que era compensada con una mayor reducción en los volúmenes de sangre expulsados en cada latido.
Al introducir sus manos en el agua helada, los aumentos en la presión arterial mostraron una relación inversamente proporcional con el nivel de actividad física en las mujeres, aunque esto no sucedió con sus pares masculinos.
Según los autores del estudio, esta evidencia sugiere que este test puede ser muy útil para predecir el riesgo de hipertensión que podrían sufrir las mujeres en el futuro.
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