Viajes de negocios sin dejar de estar en forma

Los viajes de negocios pueden ser beneficiosos para la actividad profesional, pero a la vez estresantes. Sepa cómo mantener el equilibrio y aprovechar al máximo los tiempos muertos para hacer ejercicio siguiendo diez pasos simples.

Para aquel que sigue su
rutina de ejercicios físicos con rigurosidad, el hecho de tener que viajar
periódicamente a causa del trabajo puede representar un problema. La regularidad
es un elemento insoslayable cuando de trabajar el propio cuerpo se trata.

Para no romper las rutinas
que ayudan a mantenernos saludables, y que a veces tanto cuesta adoptar, se
pueden tomar algunas precauciones.

1. Al reservar el hotel,
asegurarse de que tenga gimnasio. Si el horario del gimnasio no coincide con el
resto de las actividades a desarrollarse en el viaje, hacer consultas adiciones
sobre gimnasios existentes en la zona aledaña.
 

Incluso no sería extraño que
algún hotel sin gimnasio propio tenga algún tipo de arreglo con un local de la
zona. Nunca está de más preguntar.

Si no, la mayoría de los hoteles posee
piletas: nadar es una excelente opción cuando no se tiene tiempo para una
sesión de footing o una caminata.

2. Aprovechar cada tiempo
muerto (esperas, demoras, reuniones que se postergan o se reprograman) para
estirar un poco las piernas. Una breve caminata o sesión de jogging puede ser el
preámbulo ideal de una sesión nocturna de gimnasio.

Esté siempre atento y
preparado para anticipar este tipo de situaciones y capitalizarlas a su favor.

3. Si el viaje en avión es
largo, durante el mismo asegúrese de realizar una corta caminata cada hora.
Esto evitará la hinchazón en pies y tobillos, a la vez de actuar como
distracción. Quebrar la rutina en situaciones especialmente monótonas sirve
además para despejar la mente.

4. Evite la deshidratación a
bordo del avión. Para esto, asegúrese de tomar al menos medio litro de agua por
hora. Además conviene evitar el alcohol, la cafeína (tanto en el café como en
bebidas gaseosas) y las comidas muy saladas.

5. La almohada también es
una buena opción. Esta regla se aplica tanto durante el viaje como en el lugar
de destino. Si todo lo demás falla, al menos asegúrese de dormir bien (entre 8
y 10 horas es lo recomendable).

Si pudo realizar todas sus tareas laborales y
además tuvo la chance de ejercitarse, tampoco es excusa para no descansar de
manera adecuada. Esto lo predispondrá mejor para encarar las actividades del
día siguiente.

6. Al llegar a la ciudad de
destino, saque provecho de los alrededores del lugar donde se hospeda. Si está
cerca de la playa, nada mejor que un poco de jogging en la arena bien temprano.

Si a pocas cuadras hay un parque, no lo dude: la mejor opción para ejercitarse
será ésa. Como última alternativa, evite tomar taxis cuando la distancia lo
permita y desplácese caminando al lugar de reunión convenido.

7. El reloj es su amigo. La
regularidad es un factor crucial en la ecuación de la salud. Tanto las horas
destinadas a la comida, como al sueño y al ejercicio deben estar delimitadas,
no de manera absoluta pero sí con fronteras claras.

Si elige hacer ejercicio
temprano a la mañana, mantenga ese horario durante lo que dure su viaje de
negocios. Si deja los trabajos físicos para el final del día, no los postergue
ante otro plan en principio más seductor.

Con un poco de voluntad, en su agenda
encontrará un tiempo y un espacio para todas las actividades propuestas.

8. Coma bien. No debe
olvidarse a la dieta como un factor complementario del ejercicio. Frutas y
verduras son lo primero a tener en cuenta. Lleve consigo pequeños y nutritivos
tentempiés en su portafolio o mochila.

Al comer afuera, busque siempre las
comidas más sanas. En el hotel, se puede pedir que traigan a la habitación
bandejas de frutas u otros menúes en ese estilo.

9. Haga ejercicio en su
habitación. Entre cuatro paredes también es posible realizar una serie de
trabajos físicos que, aunque limitados, son mucho mejores que resignarse al
sedentarismo absoluto.

Sentadillas, abdominales, flexiones y elongaciones
musculares no deberían ser un problema, sin importar cuán reducido sea el
espacio con que se cuente. Si practica yoga, también es una opción viable.

Ninguna de estas actividades requiere ningún equipamiento o ropas especiales.
Empezar por lo más básico suele ser una buena ayuda la mayoría de las veces.

10. Tenga en cuenta todos
estos consejos al armar la valija. Esta vez dejamos lo más importante para el
final. Antes de partir, incluir en nuestro equipaje todo lo que necesitemos
para asegurarnos de poder realizar ejercicio de manera adecuada.

Desde una
cuerda para saltar (aunque suene extraño, es un excelente ejercicio aeróbico y
muy fácil de realizar), hasta la ropa con la que nos sintamos más cómodos, y
todos los complementos que consideremos necesarios para cada uno de los trabajos
físicos que tengamos previsto efectuar.

Estos elementos no suelen ocupar mucho
espacio en la valija y son como la salud: se hacen notar sólo cuando faltan.

Si seguimos todos o algunos
de estos consejos en ocasión de un viaje, se terminarán las excusas para no
mantenerse en forma.

A veces lo que puede ser un obstáculo para la rutina
física se termina transformando en oportunidad. De eso se trata.

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