¿Tu ropero está abarrotado por ropa que nunca usas, con muchas prendas que todavía tienen colgando la etiqueta del precio? ¿No puedes entrar a tu ático debido a la cantidad de cajas y cajas de zapatos que nunca tocaron el pavimento?
¿Compras un nuevo maquillaje o un disco compacto cada semana, simplemente porque son novedosos? Entonces, es factible que seas una adicta a las compras.
Diversos estudios de campo estiman que una de cada 20 no puede controlar sus necesidad imperiosa de salir de compras; incluso cuando esto pueda significar la ruina en su trabajo, matrimonio y finanzas.
¿La adicción simpática?
En la tierra de las consumiciones llamativas, la compra compulsiva tal vez sea la única adicción capaz de generar sonrisas. De hecho, es uno de los recursos más utilizados en las famosas comedias de situación y en las tiras cómicas dominicales.
En definitiva, uno de los pocos desórdenes sobre los que la gente se puede reír sin ser condenada. Entonces, ¿por qué no comprar hasta caer desplomados? ¿por qué no entregar un premio a quien tenga más zapatos en el ático cuando llegue el momento de la muerte?
Algunos pensamientos sobre las compras compulsivas
No sólo las compras compulsivas son condonadas tácitamente por nuestra sociedad materialista; es sólo un gran malentendido.
Para los principiantes, las compras compulsivas no son una verdadera compulsión, sino que son un desorden de control de impulsos.
Una compulsión es una conducta que se produce para contrarrestar un pensamiento perturbador. Por ejemplo, quienes piensan que cualquier tipo de suciedad contamina sus cuerpos, tratan su ansiedad lavándose las manos con mayor frecuencia.
No existe un pensamiento perturbador que lleve a la compra compulsiva. Es un impulso muy placentero, y la gente se rinde ante esos impulsos.
Ahora es más pevalente porque las personas necesitan claramente de bienes, economía de mercado e ingresos disponibles, y estos elementos no siempre han estado presentes.
¿Un problema exclusivo de ellas?
Mientras que las investigaciones sostienen que nueve de cada diez adictos a las compras son mujeres, se cree que catalogar el fenómeno como un desorden femenino es un grave error.
Las personas que son parte de estos estudios suelen estar en tratamiento psiquiátrico o son ex pacientes, y las mujeres, por lo general, consultan mucho más que los hombres cuando toman conciencia de la sintomatología.
En ese sentido, recientes estudios provenientes de Europa señalan que los hombres comienzan a tener estos problemas también. Además del hecho que los hombres no suelen ofrecerse para este tipo de estudios, sobre los que se basa la estadística, está el hecho de que la sociedad califica como “coleccionistas” a los hombres que son compradores compulsivos.
Por supuesto, esto les da una imagen redefinida y ligeramente intelectual. Entonces, tal vez seas una coleccionista de zapatos y no lo has notado. Y tu compulsión nada tiene que ver con una patología. Falso.
Clase social
Por otra parte, otro idea equivocada es pensar que la compra compulsiva está reservada a señoras y señoritas de clases privilegiadas.
El dinero es un modificador de estado de ánimo que actúa de igual manera en todas las clases sociales. Ha habido algunos estudios que relacionaron la clase socioeconómica con los hábitos de compras compulsivas, pero no tuvieron resultados de mayor relevancia.
¿Existe conciencia del acto?
Pero, ¿los adictos a las compras son conscientes de su enfermedad? Claro que sí. Son perfectamente conscientes de lo que están haciendo. Intelectualmente, ellos saben que sus armarios, incluso sus áticos, están llenos, pero luego llegan a la tienda y piensan:
“Bueno, tal vez necesite esta blusa”, o “esto me será práctico” o “no tengo un pantalón en esta tonalidad particular”. Por otra parte, la adicta a las compras ocultará las compras de su marido. Y, por supuesto, tendrán sentimientos de culpa.
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