El finado Monseñor Fulton J. Sheen, quien fuera Arzobispo de Chicago, nos enseñó mucho en sus charlas radiofónicas. En una de ellas, mencionaba la encuesta realizada en 40,000 personas aproximadamente, que tenían más de 100 años.
Seguían, contaba, una diversidad de dietas, algunos de ellos realizaban algún tipo de ejercicio en tanto que otros llevaban una vida realmente sedentaria. El único denominador, la característica común entre ellos, fue que se seguían interesando en la vida.
Mantenían sus mentes ocupadas en aquello que los rodeaba. Reían y lloraban, decían tonterías, pero en lugar de lamentarse de que les quedara poco tiempo por vivir, disfrutaban cada momento y lo hacían valioso.
Mi padre murió hace ya unos años. Tenía casi 98. Y el recuerdo más claro que tengo de sus últimos días es su interés por lo que ocurría a su alrededor. En mis visitas a la Ciudad de México, donde vivía, me sentaba con él a platicar por horas.
Me preguntaba sobre mis planes para el futuro, sobre la guerra fría y sus inesperados desenlaces, sobre los cambios que ocurrían en el mundo, sobre el porqué lo que compraba en el supermercado era cada vez más caro. Se interesaba en mis hijos y en lo que hacían, y hasta en la posición en que quedaban semana a semana los equipos del fútbol español.
Ese interés por la vida que lo mantuvo aceptablemente lúcido en sus últimos años. Es el mismo que permite a esas 40,000 personas, dispersas por el mundo, alcanzar los 100 ó más años de edad.
Para los apáticos, los que no se interesan por nadie ni por nada, los que viven solamente pensando en sí mismos, ese interés les es totalmente ajeno. Y como decía el psicólogo vienes Alfred Adler, son quienes causan y se causan las mayores heridas emocionales en la vida.
Dale Carnegie nos dice en su libro "Cómo Ganar Amigos e Influir sobre las Personas" que si nos interesamos sinceramente por los demás, no solo viviremos probablemente más, sino que haremos también más felices esos años.
¿No tiene pues sentido, decidirse a crear y mantener ese interés en lo que nos rodea?
LO NEGATIVO: Vivir nuestra vida a medias, esperando a que los demás se interesen en nosotros.
LO POSITIVO: Hacer nuestra vida más interesante, y probablemente más larga, tomando la iniciativa al interesarnos en todo lo que nos rodea.
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