Te invito a leer esto y quizás desees compartirlo.
Lo primero que quiero decirte es que un mal momento nada tiene que ver con tu valor como persona.
Sin importar lo que sea que te atormenta, no olvides que a personas a quienes consideras muy valiosas también les ocurren cosas difíciles.
De hecho nadie está libre de sufrir.
Segundo: Todo llega a su final. ¡Incluso el dolor tiene un final o al menos un descanso! Cuando haya pasado este tiempo de dolor o angustia, vas a experimentar de nuevo paz en tu alma.
Tercero: El Universo te está enseñando algo. ¿Qué necesitas aprender?
Aprovecha esta etapa de dolor al máximo. Es muy probable que se convierta en una fuente inmensa de inspiración y fortaleza para más adelante en tu vida.
Cuarto: No estás siendo castigado. En el Universo no hay castigos. Hay resultados. Sí, es probable que otros hayan influido para que tu vida este así ahora. Pero es fundamental que te preguntes:
¿Qué reconozco que he hecho para llegar aquí? ¡Lo más importante es qué puedes hacer para cambiar o mejorar las circunstancias!
Piensa ahora mismo:
¿Qué no has intentado? (así parezca tonto)
¿Qué se te ocurre que puedes hacer esta vez?
¿Es algo que nace de tu deseo de mejorar las cosas?
¿Va a causar dolor tu intento?
No temas al dolor. Al fin y al cabo ahora es tu compañía mas frecuente.
Piensa qué es lo que puedes hacer que al fin y al cabo pudiera realmente ayudar a todos los involucrados.
¿Te da verdadera paz pensar en esa alternativa? ¿Crees que te va a dar paz interior en el futuro?
Quinto: Toma papel y lápiz. Haz una lista de lo que te ha sido quitado o negado. Léela. Siéntela. Si tienes tristeza y deseas llorar, hazlo.
Si tienes mucho enojo, agarra dos almohadas y ponlas una sobre la otra en el suelo. Golpéalas sin misericordia, pero sin causarte daño, ni a ti mismo ni a nadie. ¡Expresa lo que sientes! No te culpes ni culpes a otros. No es cuestión de culpa. Es cuestión de responsabilidades.
Luego, cuando te desahogues, en lo posible toma una ducha fría . Vuelve al lápiz y al papel. En otra hoja de papel, escribe lo que consideras que te queda en la vida. No escatimes. Anota tus amistades, el gato, tus zapatos favoritos, tu salud, tus sueños, las estrellas en la noche, la lluvia y el sol. Tus seres queridos. Sus palabras y su silencio.
Ante todo: ¡te tienes a ti mismo! Quizás eres lo único que te queda. Haz un pacto de amistad con el único Ser que te conoce realmente a fondo. Tú mismo. Apóyate como apoyarías a quien amas mucho. ¿Sabes? No estás nunca solo.
Siempre te has tenido a ti mismo. Los demás son la hermosa oportunidad que nos da la vida de aprender a amar, tolerar, aceptar, acoger, abrazar, acompañar, sentir, compartir, descubrir.
Escribe ahora algunos de tus sueños, anhelos.
¿Cuál crees que vale aún la pena?
Comienza a hacer un plan para lograrlo.
Pronto te van a recordar como revisar y crear tu plan. Te va a servir en momentos difíciles y en momentos agradables.
Quisiera que pienses que no estás solo… Nunca estás solo. Te tienes a ti mismo, tienes la vida….
NUNCA OLVIDES
Olvida los días nublados, pero no olvides tus horas de sol ni tus noches estrelladas.
Olvida los momentos en que fuiste derrotado, pero no olvides las batallas que has ganado.
Olvida los errores que no puedes cambiar, pero no olvides las lecciones que has aprendido ni lo tanto que enseñas.
Olvida los días en que has estado solo y triste, pero no olvides las sonrisas que has encontrado y las tantas que encontrarás.
Olvida los planes que fallaron pero NUNCA olvides que debes tener siempre un sueño
El anillo de compromiso
Un muchacho entró con paso firme a la joyería y pidió que le mostraran el mejor anillo de compromiso que tuviera. El joyero le presentó uno. La hermosa piedra, solitaria, brillaba como un diminuto sol resplandeciente.
El muchacho contempló el anillo y con una sonrisa lo aprobó.
Preguntó luego el precio y se dispuso a pagarlo.
¿Se va usted a casar pronto? – Le preguntó el joyero.
No – respondió el muchacho – Ni siquiera tengo novia.
La muda sorpresa del joyero divirtió al comprador.
Es para mi mamá – dijo el muchacho – Cuando yo iba a nacer estuvo sola; alguien le aconsejó que me matara antes de que naciera, así se evitaría problemas.
Pero ella se negó y me dio el don de la vida. Y tuvo muchos problemas. Muchos.
Fue padre y madre para mi, y fue amiga y hermana, y fue mi maestra. Me hizo ser lo que soy.
Ahora que puedo le compro este anillo de compromiso.
Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mi, ahora yo haré todo por ella. Quizás después entregue otro anillo de compromiso.
Pero será el segundo.
El joyero no dijo nada. Solamente ordenó a su cajera que hiciera al muchacho el descuento aquel que se hacía nada más a los clientes importantes.
Reflexión…
Tenemos casas mas grandes, pero familias más chicas.
Tenemos más compromisos, pero menos tiempo.
Tenemos más medicinas, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero hemos reducido nuestros valores.
Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.
Hemos llegado a la Luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la
calle y conocer a nuestro vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior.
Tenemos mayores ingresos, pero menos moral.
Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría.
Con más comida, pero menos nutrición.
Son días en los que llegan dos sueldos a casa, pero aumentan los divorcios.
Son tiempos de casas más lindas, pero más hogares rotos.
No guardes nada "para una ocasión especial", porque cada día que vives es una ocasión especial.
Lee más, siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte en las malas hierbas; pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos; come tu comida preferida; visita los sitios que ames.
La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es sólo para sobrevivir.
Usa tus copas de cristal; no guardes tu mejor perfume, úsalo cada vez que te den ganas de hacerlo.
Las frases "Uno de estos días", "algún día", quítalas de tu vocabulario.
Escribamos aquella carta que pensábamos escribir "uno de estos días".
Digamos hoy a nuestros familiares y amigos cuánto los queremos. Por eso no retardes nada que agregue risa y alegría a tu vida.
Cada día, hora, minuto, es especial. Si estás tan ocupado y no puedes tomarte unos minutos para mandar este mensaje a alguien que tu quieras, y te dices a ti mismo que lo enviaras "uno de estos días", piensa que "uno de estos días" puede estar muy lejano, o puede que Tú no llegues nunca.
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