Se
impone hacerles saber que mi familia y yo no somos Católicos, Apostólicos,
Romanos. Integramos una muy antigua congregación cristiana – la IGLESIA
NUEVA APOSTOLICA – radicada en la
Argentina en el siglo XIX. Nuestros hermanos en la fe provenían de Alemania y
lentamente, pero sin pausa, fueron trabajando con ahinco para difundir los
mensajes y enseñanzas de Cristo en los cuatro puntos cardinales de estas
tierras de promisión.
Lógicamente,
reverenciamos todas las fiestas de guardar, y nos predisponemos espiritualmente
para asistir a los sermones de los miércoles y domingos. Y de manera muy
especial al del Viernes Santo.
Hace
algunos años pasábamos unos días de descanso en el Hotel "Molino de
Oro", enclavado en un paradisíaco lugar de La Falda, provincia de Córdoba.
La noche del jueves había diluviado torrencialmente "como
hacía años que no llovía", según los lugareños.
Después del desayuno, ya listos para concurrir a nuestra Capilla serrana,
situada en Cosquín, notamos que el puente-dique que permitía el acceso al
hotel estaba desbordado por las aguas. Era imposible vadearlo y no
existía otro paso. Nuestra asistencia a la Iglesia estaba privada por la
naturaleza.
Me
encerré a solas en nuestra habitación, tomé La
Santa Biblia, y leí, con mucho recogimiento EXODO 13, capítulos 15 Y 16: "Entonces Jehová dijo a Moisés:
¿por qué clamas a mí? dí a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu
vara, y extiende tu mano sobre la mar, y divídela; y entren los hijos de Israel
por medio de la mar en seco". Y el pueblo judío cruzó el Mar Rojo en busca de la tierra prometida
Cuando
regresé junto a los míos al puente-dique, notamos que el agua había
descendido; que su furia se había diluido. La fe fue la vara que el Señor había
puesto en mi corazón para permitirnos asistir al Sermón del Viernes Santo,
tomar la Santa Cena y llenar de gozo nuestros corazones.
No
puedo ni debo considerar lo sucedido como un hecho milagroso, pero sí puedo
hablar de fe. Como decía Hebbel, "creer posible algo, es hacerlo cierto".
Para
todos y cada uno quienes posiblitan la aparición de "EN
PLENITUD.COM", la
familia González les hace llegar sus más sinceros y cálidos augurios de
paz y dicha. Que
pasen unas bendecidas Pascuas.
Este anhelo amerita hacerse extensivo a quienes son consecuentes
visitantes del sitio.