Como
existe un día dedicado al padre, a la
madre, a los abuelos, al estudiante y a otras tantas festividades, en el mes de julio será dedicado a la FAMILIA
La familia es
una constante antropológica universal, es decir, es la manera de vivir de la
humanidad en todos los tiempos, en su estructura general, su biología,
relaciones, sistemas e instituciones; todo en orden y armonía cosmológica, su
importancia y permanencia en los siglos hace que la familia sea un foco
fundamental de transformación y humanizaron del hombre.
Empíricamente vemos que es
en y desde la familia que surgen los nuevos eslabones de La sociedad,
acontecimiento que es dinámico y cambiante
en cada grupo social.
Es en la intimidad de
la familia donde el ser humano aprende conductas y actitudes
fundamentales, que le permiten relacionarse con la variable realidad y
adaptarse a ella según las circunstancias, siempre con el respaldo del grupo de
origen.
En la familia verdadera con fundamento en el amor es donde
hay una fuerte influencia psicológica de costumbres y de actitudes en el
desarrollo y evolución de la descendencia. Es la comunidad humana más intensa,
profunda, poderosa y tenaz que existe y su influencia en el comportamiento de
sus miembros que dura toda la vida.
Cuantas veces recordamos cosas tan lindas, tristes y no tan
tristes de muchos miembros de nuestra familia, abuelitos, tíos primos hermanos.
Muchas veces los fundamentos básicos aprendidos de nuestros ancestros lo
proyectan en el ejemplo.
Afirman historiadores religiosos:
“El amor fue lo que produjo la conversión del imperio
romano”
El amor es la respuesta ultima y primera del ser humano.
En
1994, en pleno año internacional de la
familia, Tony Anatrell, psicoanalista y destacado psicólogo social, hizo una
radical declaración a través de Le Fígaro: “cuando los padres se aman, los
hijos se sienten amados y el amor conyugal se transforma al interior de los
hijos en la base de su autoestima.
EL
VALOR DEL HOGAR
Es
necesario reflexionar que el valor de
la familia se basa
fundamentalmente en la en la
presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al dialogo y ala convivencia,
haciendo un esfuerzo por cultivar los valores en la persona misma, y así estar
en condiciones de transmitirlos y enseñarlos.
En un
ambiente de alegría toda fatiga y esfuerzo se aligeran, lo que hace ver la
responsabilidad no como una carga sino
como una entrega gustosa en beneficio de nuestros seres mas queridos y
cercanos.
Es
importante recalcar que los valores se viven en casa y se transmiten a los
demás como una forma natural de vida, es decir, dando ejemplo.
Para
que una familia sea feliz no hace falta calcular el numero de personas
necesarias e indispensables para lograrlo, mientras en ella todos participen de
los mismos intereses, compartan gustos, y aficiones y se interesen unos por
otros.
Toda
familia unida es feliz sin importar la posición económica; los valores humanos no se compran, se viven y se otorgan
como el regalo mas preciado que podemos
dar. No existe la familia perfecta, pero sí aquellos que luchan y se esfuerzan
para lograrlo.
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