Borges, Obispo guatemaltelco denuncia la "teología de la prosperidad" que se
difunde en algunas iglesias y que presenta "un falso Dios aparentemente bíblico,
que reduce su campo de acción en la vida humana a pobreza como maldición y a
riqueza como bendición".
Los puntos doctrinales que tienen en común los integrantes del Movimiento de la
Prosperidad son básicamente cuatro:
1. Que Dios promete prosperidad en lo
material, riquezas y
éxito a todo aquel que se una a su forma particular de
interpretar el
cristianismo.
2. Que la forma de adquirir esta prosperidad es por medio de la fe o por el uso
de métodos como confesar audiblemente ciertos versículos bíblicos, visualizar en
la mente cosas materiales que se deseen y orar pidiéndolas a Dios. O también
atar y reprender espíritus que se supone impiden que vengan las riquezas.
3. Un muy particular y redituable principio es la enseñanza de que
ofrendando grandes cantidades de dinero (diezmo) a cualquiera de estos grupos,
se promete que Dios lo devolverá, en forma sobrenatural, multiplicado.
En el contexto doctrinal anterior los grupos de prosperidad pueden hablar de
"aceptar a Jesús", "convertirse al cristianismo","entregarse al Señor" o "Dios
te ama y quiere cambiar tu vida", en un ambiente intensamente emocional, y con
predicaciones que apelan a necesidades no satisfechas de los asistentes.
A Dios
se le presenta como un escalón para obtener riquezas y éxito, mientras se
estimula el dar dinero a la organización.
La Ley de la Incubación Espiritual señala:
a. Primero debe hacerse una meta bien clara.
b. Dibujar (imaginándose) un cuadro mental que sea vívido y gráfico.
c. Visualizar el éxito.
d. Incubar esa meta en el alma hasta su realización.
e. Traerla a la existencia mediante el poder creativo de la palabra hablada.
Ninguno de los reformadores concede importancia a la reforma moral ni representa
un anhelo humanitario de reforma social o de aspiraciones culturales.
El eje de
su vida y su acción se circunscribe totalmente ala salvación del alma y en esto
son muy curiosas las coincidencias con la propuesta de prosperidad de la new
age.
La teología de la prosperidad tiene un claro beneficio en sus ministros que
viven de ello. Como en los tiempos de las indulgencias, Dios tiene un tesoro en
los cielos para nosotros, pero a cambio tenemos que darle algo.
El problema que
plantea la teología de la prosperidad es el de ¿Quién le va dar a Dios algo para
que eso lo obligue a recompensarnos?
La respuesta a esa pregunta es: “nadie”
porque Dios promete prosperarnos sin que eso sea referencia estricta a
cuestiones terrenales.
En general el cristianismo de Lutero, desintoxicó a las iglesias denunciando el
sentido tan engañador de las indulgencias. En vez de reclamar a Dios un trozo de
cielo por unas monedas, se lo pedimos ya para esta tierra.
El
amor al dinero y
al poder no son malos pero en los capitalismos actuales hace falta mucho
crecimiento interno para que no sumen esclavitud materialista.
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