Cuando era joven, Abil-Alsar escuchó una conversación de su
padre con un derviche.
– “Cuidado con tus obras” dijo el derviche: “Piensa en lo que las
generaciones futuras dirán de tí”
– “¡Y qué!” respondió el padre. “Cuando yo me muera, todo estará
acabado y no me importa lo que dirán”,
Abin-Alsar jamás olvidó esa conversación. Durante toda su vida se esforzó para
hacer el bien, ayudar a las personas a ejecutar su trabajo con entusiasmo. Se
volvió un hombre conocido por su preocupación por los demás; al morir había
dejado un gran número de obras que mejoraron el nivel de vida de su ciudad.
En su tumba mandó grabar el siguiente epitafio:
– “Una vida que termina con la muerte, es una vida que no valió la pena”.
Enviado por Marco Antonio. ¡Muchas
gracias!
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