La carreta
Mi
padre se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
– Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
– Estoy escuchando el ruido de una carreta.
– Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre: – ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
– Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido.
Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado,
interrumpiendo la conversación de todo el mundo, inoportuna, presumiendo de lo
que tiene (y lo más seguro no tiene nada), de sentirse prepotente y haciendo de
menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
– "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace"
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás
descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que
tienen es dinero.
No olvides lo principal
Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante
de una caverna escucho una voz misteriosa que allá adentro le decía:
– "Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal.
Recuerda algo: Después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo
tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal….."
La mujer entro en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y
por las joyas, puso al niño en el piso y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo
que podía en su delantal. La voz misteriosa habló nuevamente.
-" Tienes solo ocho minutos "
Agotados lo ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió
hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró…..
Recordó, entonces, que el niño quedo allá y la puerta estaba cerrada para
siempre.
La riqueza duro poco y la desesperación, siempre.
Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir, en
este mundo, y una voz siempre nos advierte: "Y no te olvides de lo principal!"
Y lo principal son los valores espirituales, la oración, la vigilancia, la
familia, los amigos, la vida.
Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo
principal siempre se queda a un lado….
Así agotamos nuestro tiempo aquí, y dejamos a un lado lo esencial:
"¡Los tesoros del alma!".
Que jamás nos olvidemos que la vida en este mundo, pasa rápido y que la muerte
llega de inesperado.
Y que cuando la puerta de esta vida se cierra para nosotros, de nada valdrán las
lamentaciones.