Todos los días se calcula que 70 personas se suicidan en los Estados Unidos. Casi uno cada 20 minutos. ¡26,000 cada año! Y se calcula que el número de los que intentan el suicidio y no lo logran es ¡diez veces mayor!
¿Tienen los Estados Unidos el récord mundial en éste aspecto? ¿Son acaso algo especial, único? De ninguna manera. En el mundo los casos conocidos de suicidio son de mil diarios como promedio.
Aparentemente el suicidio ha existido desde siempre. No reconoce fronteras ni considera edad, sexo, nacionalidad, religión o posición social.
Desde luego son muy diversas las causas por las que algunas personas eligen el suicidio como única alternativa a su “problema de vivir”.
Por ejemplo, Walfe Tone, revolucionario irlandés que fundó en los años 1700 la Unión Irlandesa con el afán de reformar el Parlamento Irlandés, decidió quitarse la vida cortándose el cuello con una navaja en protesta porque su petición de que le concedieran morir como un soldado frente al pelotón de fusilamiento le fue denegada por el tribunal que en Dublín lo sentenció a ser ahorcado.
¿Se acuerda usted de Marilyn Monroe? Ella tomó una dosis excesiva de barbitúricos, y escapó de una vida llena de problemas sentimentales. Wallace H. Carothers, el hombre que como químico dio al mundo el “nylon”, bebió un poderoso veneno mezclado con jugo de limón.
En tanto que Ernest Hemingway conmovió al mundo, disparándose una descarga de escopeta. Y deben ser docenas de personas las que se habrán suicidado también, y de las que no conocemos nada, porque no eran “noticia”. Gente que ha huido de la vida, porque no pudo soportar vivirla.
Pero quizá más trágico aún, es el caso de miles y miles de seres humanos que viven una vida “a medias”. En verdad no mueren todavía, pero no es menos cierto que tampoco realmente viven.
Trabajan, comen, caminan, en una desesperante rutina que no los lleva a ninguna parte, ni les proporciona ninguna satisfacción. En verdad, todos los días se están suicidando a medias.
LO NEGATIVO: Sentir la vida “como un problema”. Sufrirlo cada día.
LO POSITIVO: Comprender que tenemos imaginación para “ver optimistamente lo que quisiéramos que fuera”, y capacidad de trabajo para convertirlo en realidad. Enfocarnos así al futuro para darle sentido a nuestra vida diaria.
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