Una noche estallo el cuarto de máquinas y se hundió el barco sobreviviendo solo el creyente al naufragio.
El único sobreviviente de un naufragio estaba sobre una pequeña isla desierta. Estaba orando fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara. Todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero ésta nunca llegaba.
Ya cansado, eventualmente empezó a construir una pequeña cabaña para protegerse y proteger sus pocas posesiones.
Un día se fue a pescar y regreso corriendo al ver que se quemaba su choza y no pudo salvar nada. después de haber perdido todo, anduvo vagando en la isla como sonámbulo, ya sin esperanza.
El náufrago estaba confundido y enojado con Dios y llorando le decía: “¿Cómo pudiste hacerme esto?”, y se quedó dormido sobre la hamaca.
Temprano a la mañana siguiente, escuchó asombrado la sirena de un buque que se acercaba a la isla. ¡Venían a rescatarlo!.
Al llegar sus salvadores les preguntó:
”¿Cómo sabían que yo estaba aquí?”.
Y ellos les respondieron:
”Vimos las señales de humo que nos hiciste…”
Recuerda la próxima vez que tu pequeña choza se queme. . . . No pierdas la fé. Puede ser simplemente la señal de humo que te salve…
Enviado por Fabián. ¡Muchas gracias!
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