Sobre los hábitos y las actitudes

Y de cuánto dependemos de nosotros mismos sin siquiera saberlo.

¿Quién
soy?

Soy tu
compañía
constante. Soy tu mejor ayudante o tu más pesada carga. Te impulsaré hacia
adelante o te arrastraré al fracaso. Estoy a tus órdenes por completo. Puedes
dejarme sin problema la mitad de lo que haces y lo haré, rápida y
correctamente.

Soy fácil de
manejar, sólo debes ser firme. Dime exactamente cómo hacer algo y con pocas
lecciones lo haré automáticamente.

Soy el que sirve
a los grandes hombres. Así también, a quienes son grandes, yo los he hecho
grandes. A los que son un fracaso, yo los he hecho fracasar.

No soy una máquina,
aún cuando trabajo con la precisión de una máquina con la
inteligencia
de un
hombre. Puedes usarme para ganar o puedes usarme para la ruina; para mí, es lo
mismo.

Tómame, entréname,
sé firme conmigo y pondré el mundo a tus pies. Sé flexible conmigo y te
destruiré.

 ¿Quién
soy?

Soy… tu hábito.

Parabola
del caballo

Un campesino,
que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo
ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda.
Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído
en un viejo pozo abandonado.

El pozo era muy profundo y sería extremadamente
difícil sacar el caballo de allí. El campesino fue rápidamente hasta el lugar
del accidente, y revisó la situación, asegurándose que el animal no se había
lastimado.

Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del
pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó,
entonces, la difícil decisión:

Determinó que el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta
enterrarlo, allí mismo. Y así se hizo. Los empleados, comandados por el
capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro del pozo de forma de cubrir al
caballo.

Pero, a medida que la tierra caía en el animal, éste la sacudía y se
iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo.

Los hombres se
dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba
subiendo hasta que finalmente, consiguió salir!