Las células papilares de la piel son la fuerza
impulsiva que está detrás de cada folículo capilar. Esas células se ubican como
una pequeña bolita en la raíz del folículo y mandan señales químicas que controlan
el crecimiento celular dentro del resto del folículo.
Esto se descubrió después
de 1960, cuando se develó que esas células pueden ser transplantadas y aisladas
dentro de la piel sin folículos, y las células papilares promoverían entonces la formación de folículos completamente nuevos.
A mediados de los ´80 se descubrió que estas
células pueden ser aisladas y pueden crecer en cultivo, para fabricar más de
ellas y después implantarlas en la piel para crear nuevos folículos.
Cultivando
las células de sólo unos pocos folículos donados se puede obtener un
crecimiento suficiente para la implantación de células e inducir la formación
de nuevos
folículos, clonando pelo.
Más recientemente en 1999, investigadores dirigidos
por Colin Jahoda en la Universidad de Durham en Gran Bretaña, tomaron células de
debajo de los folículos capilares del propio cuero cabelludo de Jahoda y sus
colegas.
Esas células de la papila dérmica fueron luego transplantadas en el
antebrazo de la esposa de Jahoda, Amanda Reynolds. Después de 5 semanas, el
tejido transplantado (no más grande que la cabeza de un alfiler) produjo un
total de cinco cabellos totalmente crecidos en el brazo de Amanda. Este simple
experimento mostró el potencial de la inducción de nuevos folículos en la piel
humana.
Aun más interesante desde el punto de vista
científico es que los folículos insertados en una mujer funcionaron aun
proviniendo de un hombre.
Normalmente, las células extrañas pueden ser
rechazadas por el receptor. Pero los científicos sospechan que las células
obtenidas de la base del folículo pueden tener algún tipo de característica que les
permiten mezclarse con otras.
Entonces, en lugar de ser rechazadas por el
sistema de inmunidad de la mujer, las células masculinas interactúan con las
femeninas para crear nuevos folículos.
Esto puede hacer posible que las células
papilares de un humano pueda proveer de folículos de otro individuo sin causar
ningún tipo de rechazo.
El nuevo descubrimiento promueve la posibilidad de
una rápida clonación de pelo. La células pueden ser removidas desde el propio
cuero cabelludo, y si las propias no son de cualidades apropiadas, pueden
sacarse de otra persona.
Además, esas células pueden ser multiplicadas mediante
un cultivo de laboratorio antes de ser transplantadas.
La microcirugía usada en el experimento es
compleja, por el tiempo que consume y sus costos.
El problema más grande para
encarar el procedimiento, es la ubicación de los nuevos folículos para que los
nuevos cabellos se ubiquen en el ángulo correcto, en línea con los ya
existentes en el cuero cabelludo.
Esto requiere de muchos más conocimientos sobre
la expresión genética involucrada en la inducción de nuevos folículos y qué genes
definen la dirección del pelo.
Existe entonces la posibilidad que insertando
células que induzcan nuevos folículos, estemos incluyendo un tumor desarrollado
y cáncer de piel. Tal preocupación deberá ser verificada antes de que el
tratamiento se vuelva disponible para el público en general.
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